Me tienen prisionero.

Manoa, mi hermano pequeño, al que creía muerto, apareció de repente y me encerró.

Ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi.

Dijo que él y sus amigos tenían que solucionar algo importante en mi granja.

Todo esto ha sido impactante.

No fue hasta justo antes de ayer cuando almorcé solo en mi casa vacía y pensé en los viejos tiempos.

Añoro un poco aquellos tiempos en los que mis padres, Manos, Manoa y yo vivíamos todos juntos.

Entonces, como por arte de magia, Manoa abrió la puerta y entró en la casa.

Parecía cambiado.

Ya no quedaba nada de su antigua amabilidad, su cara huesuda era una máscara rabiosa.

Le di la bienvenida de corazón, pero su fría expresión no cambió. De repente, tres hombres que parecían vagabundos aparecieron tras él.

Manoa dijo que eran sus amigos.

Querían la granja.

Manoa me exigió que les cediera la granja y el edificio principal para su digna causa.

Yo le dije que no podía darles la valiosa granja de mi padre a esos canallas.

Cuando lo escucharon, comenzaron a pegarme. Manoa se limitó a permanecer allí con los brazos cruzados y a mirar.

Entonces me encerraron aquí.

El propio Manoa me llevó a un pequeño almacén que se empleaba como silo y cerró la puerta detrás de mí.

Al día siguiente me trajo comida.

Yo le supliqué que me liberara, pero no se conmovió ni lo más mínimo ni mostró nada de amor fraternal.

Día 3.º de mi cautiverio

He visto cómo se reunían en el edificio principal.

Maldecían sin vergüenza.

Escuché que hablaban del observatorio, pero no pude oír bien lo que decían.

No sé cuánto tiempo piensan tenerme como rehén.

Día 7.º de mi cautiverio

Manoa, que hasta ahora me traía comida una vez al día, no ha venido ni ayer ni hoy.

Pienso mucho en mi padre.

Tiene mucha suerte de no tener que ver a Manoa así; o quizá Manoa se ha vuelto así porque mi padre ha muerto.

Día 8.º de mi cautiverio

Hoy Manoa no ha venido. Tengo hambre.

Si esto sigue así, moriré de inanición. Estos tipos me van a causar la muerte.

Desearía que los Daevas o los bondadosos habitantes del pueblo vinieran a salvarme.

Día 10.º de mi cautiverio

Llevo cinco días sin comer.

Tengo sed.

Oigo ruidos que vienen del edificio principal. Parece haber muchas personas allí. ¿Diez? ¿Veinte?

Día 11.º de mi cautiverio

Ya no aguanto más.

Estoy mareado, estoy confuso.

Tengo sed...