Saludos.
La primera vez que llegué a Elian di muchas vueltas para ver dónde estaba cada cosa.
Mientras lo hacía me invadió una paz indescriptible, pues aquí no hay ni asmodianos ni monstruos.
Tras ascender a Daeva dejé de dormir tan bien, pero desde que empecé a pasear, he vuelto a dormir muy bien y estoy de mejor humor.
Por eso ahora doy paseos con regularidad.
La gente de esta región ya me llama el Daeva paseante.