Oh, hola...

Jamás debería haber venido aquí. En Guardiavieja soñaba con los altos edificios y fastuosos Daevas de Pandemónium. Quería encontrar amigos aquí, amigos de verdad.

Así que me fui de casa. Pero cuando llegué aquí, me di cuenta pronto de la realidad.

¿Y cuál es esa realidad? Lo hablamos en otro momento.

Pandemónium es como una mamá huarga que cuida amorosamente de sus cachorros, pero saca las garras en cuanto se acerca cualquier desconocido.

Por supuesto, los asmodianos somos una piña y todo eso, pero lo cierto es que aquí, la gente ni me mira.

No encajo aquí y, desde que dejé mi casa, tampoco pertenezco allá. No sé qué hacer.

Volved con vuestra familia. Dadle una oportunidad a Pandemónium. Debo marcharme.

No conocéis a mis padres. A su lado, Pandemónium es todo amabilidad.

Una vez, cuando era pequeño, estuvieron tres días sin darme nada de comer, solo porque les había contado una mentirijilla. Por supuesto, con eso solo aprendí a mentir mejor.

Si vuelvo a casa, para ellos eso solo significará que he fracasado.

Que las sombras os sirvan de consuelo.

Ya sé que fue muy ingenuo por mi parte venir aquí sin Quinas en el bolsillo y sin tener ni idea de qué una vez aquí.

Tal vez, lo que necesito es un plan y sí que haya aquí un lugar para mí.

Espero que se cumpla vuestro deseo.