¡Asfelumbra!

No me puedo creer que Quisteniano intente calentar la ciudad entera él solo. No debería malgastar así sus fuerzas.

Siempre quiso venir aquí. Cantaba todo el tiempo himnos de alabanza dedicados a Curnegalburgo. Cuando llegó, juró devolverle la vida a esta ciudad con sus propias manos. Este es el resultado.

¿Por qué os molesta tanto?

No hay indicios de que el hielo se derrita, ¿no? Sus compañeros dicen que es imposible. No me gustaría morir en un desierto congelado.

Creo en él, pero si la gente empieza a desconfiar, será un fracaso asegurado. Quisteniano da la impresión de estar poseído. No sé cómo reaccionaría si fracasáramos. Haré todo lo que esté en mi mano para conseguir nuestros objetivos, pero me preocupa. Sencillamente, es demasiado difícil.

No perdáis la confianza.