Hola, Daeva. Buena pieza, esa. Qué [%mainslotitem], ¿no?
Hola, Daeva. ¿Conocéis a mi padre, Ivis? Esa de ahí es su tienda. Fabrica armas y también vende algunas.
De pequeño, nunca tenía soldados de juguete ni espadas de madera: siempre he jugado con armas de verdad. Si teníamos cuidado y éramos responsables con ellas, nos dejaba tocarlas.
Aprendimos a pronunciar los nombres de las armas, de dónde provenían y cómo se fabricaban. ¡Y por eso conozco todas las que hay!
Vaya, ¿así que queréis ponerme a prueba? Vale, haré un esfuerzo.
Eso se llama... esto... [%mainslotitem], creo. ¡Sí! Y es una buena elección.
Cuando sea mayor, quiero ser como mi padre. Tendré mi propia tienda y venderé armas que todos querrán tener. Van a ser muy buenas, pero no demasiado caras, porque la gente siempre necesita armas buenas y no se puede ser tan avaricioso como un viejo Sugo.
¿Vendréis a comprarme algo cuando abra mi tienda?
¡Bien! ¡Sois mi primer[f:"primera"] cliente[f:"clienta"]!
¡Y si no venís, contaré a todo el mundo que habéis roto vuestra palabra y vuestro honor quedará mancillado y tendréis que superar alguna prueba difícil o algo así para recuperarlo!
Que no, que es broma: nunca haría algo así.
Pero ya que sois tan simpático[f:"simpática"], os fabricaré un arma. A su lado, ese trasto de [%mainslotitem] que lleváis va a parecer una antigualla.