¡Luz celeste, que desde el cielo embelesas! Fluye, ¡oh, éter! e insufla vida a todas las cosas, toma este mundo destruido en tus sanadoras manos...

Me inspiráis para componer un poema, Daeva.

La poesía improvisada sobre la marcha siempre tiene algo de verídica. ¿Os gustaría escuchar el sonido de la verdad?

Recitad vuestro poema. No, gracias. Adiós.

El destino que os aguardaba, destruido y despedazado: lo que tan bien os protegía, ahora bien lejos está.

Los aguijones del futuro os atormentan, os causan dolor. Si los enemigos os maltratan, por la justicia habéis de luchar.

¡Un nuevo cielo os da la bienvenida y el tiempo traerá la verdad!

Mm...