¡Arieluma, Daeva! Os ruego os apartéis un momento.

Estoy barriendo.

¿Habéis venido a ver a mi señor Medeo?

Ha salido. ¿Queréis esperarlo? Si lo deseáis, puedo serviros una taza de té.

Mm, ¿dónde habré puesto la tetera?

No os molestéis, por favor.