El principio fundamental de cualquier vendedor es poner la mercancía a disposición de los clientes cuando la necesitan.

Para ser un buen comerciante no basta con tener un gran surtido. Hay que satisfacer siempre los deseos del cliente.

Yo os puedo proporcionar de todo, excepto remedios de curación y artículos varios.

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Que la luz ilumine vuestro camino.

(Termináis la conversación).