Saludos, Daeva.

Conservaría el aliento de no ser por ese infame de Alaciclón.

De todas formas no lloro por perder la vida, sino más bien por perder el honor.

Mi furia no se apaciguará hasta que me haya vengado. Estoy aquí por vos, Alaciclón, y será mi mano la que os haga comprender lo que significa el sufrimiento...

Puedo superarlo.