La ascensión es un acontecimiento maravilloso para todos los Daevas. Sin embargo, no solo os corresponde mi felicitación, sino también una advertencia: ante vos hay grandes peligros que os exigirán una determinación extrema.
No parece que eso os asuste: vuestra mirada de acero dice más que unas palabras. Veo a muchos Daevas con la mirada vacía y una voluntad débil, pero vos estáis hecho[f:"hecha"] de otro éter.
Decidme: ¿qué os hace tan diferente?
Es realmente extraño. ¿Habéis luchado contra los Balaúres en Caramatis, en las profundidades del Abismo... y sin embargo estáis ante mí?
Las historias sobre Caramatis se filtran por cualquier grieta de la ciudad: hay rumores oscuros de ocupación por parte de los Balaúres. Pero ahora, por primera vez escucho a alguien que ha luchado allí.
La convicción de vuestras palabras concede cierto peso a esa historia sobre vuestra pérdida de memoria y de poder. He de discutir con Jucleas sobre la veracidad de lo que contáis. Hablaremos más tarde.
Ya os he dicho que tendréis que afrontar grandes peligros: esa es la senda de los Daevas. Pese a lo que os haya enseñado Pernos, por ahora habéis de concentraros en la tarea pendiente.
En la Ciudadela de Vérteron hay una lamentable falta de personal. He recibido la orden de enviar a un[f:"una"] Daeva como refuerzo.
No disponía de nadie a quien enviar hasta que habéis llegado vos. De hecho, es providencial y una oportunidad de demostrar lo que valéis. Id a la ciudadela y ayudad a los Guardas del lugar.
Vérteron está sufriendo graves pérdidas en su lucha contra los Crals tursins. Además, ahora hemos averiguado que un grupo que recuerda a los Leparistas está activo en la región.
Pedid a [%dic:STR_DIC_N_Polyidus], en la puerta de Sánctum, que os teleporte hasta Vérteron. Arreglará lo que sea necesario.
Si llegáis allí, presentad esta carta de recomendación al centurión [%dic:STR_DIC_LA18].
No os acostumbréis demasiado a Sánctum, Daeva.
Puede que sintáis ganas de explorar esta ciudad sagrada, pero como Daeva no solo tenéis poder, sino también obligaciones.
Si estáis dispuesto[f:"dispuesta"] a ganaros vuestro lugar en Sánctum, dirigíos a la Ciudadela de Vérteron. No lo aplacéis demasiado tiempo.
Sois [%username], ¿no es cierto?
He escuchado que necesitáis que os teleporten a la Ciudadela de Vérteron. Tengo la orden de llevaros allí tan pronto como sea posible.
Avisad cuando estéis listo[f:"lista"] para partir.
¡Arg! ¿Qué pasa ahora?
¡Tengo cosas que hacer! ¿Acaso no lo veis? Por lo visto creéis que todo funciona por sí mismo.
Aquí no cae ni una hoja de su rama sin instrucciones mías, así que, por favor, si no os importa... Estoy esperando una visita muy importante de Sánctum...
Ah, así que os ha enviado Maco.
Os doy la bienvenida a la Ciudadela de Vérteron.
¿Ya habéis recibido una misión del comandante de la fortaleza Espátalos? Si no es así, deberíais visitarlo enseguida. Os encomendará misiones que podéis realizar aquí.
Que la luz de Aion os guíe.
Ir a la Senda de la Grandeza y hablar con [%dic:STR_DIC_N_Polyidus]
Teleportarse a la Ciudadela de Vérteron y hablar con [%dic:STR_DIC_LA18]
Hablad con Yacinte y haceos cargo de vuestra misión como Daeva recién ascendido[f:"ascendida"].
Cuando Maco dijo que no parecía que acabarais de ascender, le informasteis de lo que Pernos os había desvelado sobre el pasado. Maco parecía dudar si creeros o no.
Sin embargo, a pesar de vuestro trasfondo, no albergaba ninguna duda sobre vuestras obligaciones como Daeva. Os dirigisteis a la Ciudadela de Vérteron con su carta de recomendación y hablasteis allí con el centurión Yacinte.