Historia natural de las plantas útiles de Asmodia, de Úlguibon, que regresó al éter después de consumir setas sospechosas. Descanse por siempre en la oscuridad...
Capítulo 1: Ginseng
El ginseng es una planta rara que suele crecer de forma silvestre en bosques tupidos. Su cultivo se consideraba imposible, hasta que llegó a manos de los Escurvs que lo lograron gracias a sus excelentes habilidades para la agricultura.
El ginseng cultivado es más pequeño y menos efectivo, pero más fácil de conseguir. Los Escurvs se reservan para sí mismos sus métodos de cultivo secreto, pero incluso si fueran descubiertos, es dudoso que alguien aparte de ellos fuera capaz de aplicarlos con éxito.
Capítulo 2: Las propiedades del ginseng
A través de sus raíces, el ginseng absorbe éter de la tierra. Crece en lugares en los que la concentración de éter es demasiado elevada para otras plantas.
El tallo tiene hojas de tallo largo que recuerdan a hojas de palmera. Los frutos son rojos y tienen un sabor ácido. Las plantas de ginseng más viejas tienen raíces más gruesas con una forma casi humana. Se dice que gritan cuando se las arranca del suelo.
Para ingerir el éter en las raíces, lo mejor es degustarlos crudos, pues al cocinarlos pierden parte de sus propiedades. Las raíces de ginseng son dulces, pero dejan un sabor ligeramente amargo en el paladar.
Capítulo 3: Tipos de ginseng
El tipo más valioso es el ginseng salvaje. El éter que ha acumulado le proporciona un aspecto duro y un sabor fuerte, lo que lo hace incomible. En consecuencia se aplica más a medicamentos o para la elaboración de objetos mágicos que requieren una alta concentración de éter.
El ginseng cultivado es el que se encuentra principalmente en el comercio de ginseng. Es menos valioso, y su olor suave y su contenido en éter lo convierten en un ingrediente apropiado para usos alimenticios y medicinales.
El ginseng "fresco" es un nuevo tipo que cultivaron los Escurvs para su plantación en un clima húmedo. Su gusto y su olfato son parecidos a los del ginseng cultivado. Por su menor contenido de éter, su valor en el mercado es más bajo.
Capítulo 4: El comienzo de los Saams
Cuando el ginseng ha absorbido una determinada cantidad de éter se transforma en una criatura con capacidad de movimiento y con una inteligencia rudimentaria. Estas raíces de ginseng vivas se denominan "Saam".
Los Saams son criaturas débiles y poco inteligentes. Sus extremidades cuelgan y se balancean. Hasta la catástrofe, los Saams eran extremadamente raros. Hoy están por doquier allí donde crezca el ginseng.
Los Escurvs utilizan fórmulas de invocación para detectar a los Saams y de este modo encontrar lugares en los que crezca Ginseng. Después de que los Saams conduzcan a los Escurvs hasta el ginseng, son recolectados y secados para cocinarlos. Los Saams secos son más nutritivos y saben mejor que el ginseng normal.
Capítulo 5: Un estudio de campo sobre los Saams
Los Saams originarios de los campos de ginseng tienen menores expectativas de vida que los Saams silvestres. Los primeros viven aproximadamente un año, mientras los últimos pueden llegar a cumplir entre cien y mil años. La mayoría de los Saams son tímidos, si bien los Saams centenarios tienden a volverse agresivos y a menudo agreden a humanos y Daevas sin motivo.
Además, los Saams que han acumulado éter durante cien años desarrollan sensibilidad, así como fuerzas mágicas y físicas similares a las de los Daevas.
Capítulo 6: La caza de los Saams
Los Saams centenarios tienen además la costumbre de acumular tesoros en almacenes secretos. Una historia bien conocida habla de un Daeva que se extravió en el bosque. Cuando buscaba la salida, fue agredido por un Saam centenario y comprobó para su sorpresa que esa criatura salvaje llevaba consigo objetos de incalculable valor.
La noticia no tardó en extenderse y las masas de humanos que empezaron a buscar Saams ancianos para enriquecerse con sus tesoros se denominaron cazadores de Saams o, burlonamente, desenterradores de Ginseng.
Sin embargo, en contraposición a los Escurvs, que utilizaban sus tradiciones e invocaciones, los humanos y los Daevas tuvieron poco éxito buscando o matando Saams. Hoy apenas quedan personas que sacrifiquen su existencia como cazadores de Saams.