Que las alas de Asfel os cobijen bajo su sombra.

Ya llevo dos meses de peregrinación al Gran Templo. En teoría, debería ser más que suficiente para verlo todo, pero a mí no me basta. Nada más llegar aquí, supe que quería quedarme.

Sencillamente no puedo imaginarme volviendo a casa. Me siento como si me hubiera convertido en una parte de la ciudad, en una de sus atracciones turísticas.

De momento, no tengo problemas de dinero, ¿pero qué haré cuando haya gastado el último Quina? Uno no se hace peregrino porque sea muy rentable, precisamente.

Estoy seguro[f:"segura"] de que se os ocurrirá algo.