Tal vez haya llegado el momento de dejar de lado mi orgullo. Al fin y al cabo, está en juego la vida de Dirvisia.
Es mi amada esposa. Sería capaz de todo con tal de liberarla, incluso de arrodillarme ante Telémaco.
Estáis en lo cierto, así es. Debería daros una explicación más completa antes de volver a enviaros a Elnen.
¿Me ayudaréis si os lo cuento todo?
El general de brigada y yo nos conocemos desde hace mucho. Aunque no lo parezca, antes éramos buenos amigos. La mayoría de la gente os diría que una mujer se interpuso entre nosotros. Bueno, esto podría ser cierto, pero no le puedo reprochar a Dirvisia el que siguiera los dictados de su corazón.
Y si su corazón la hizo elegirme a mí en vez de a él... no creo que fuera culpa mía.
En cualquier caso, necesito la Piedra de restauración. Si Telémaco solo me escuchase si se lo suplicara de rodillas... os pediría que lo hicieseis por mí.
No os lo puedo tomar a mal.
No, no, no estoy enojado. Lo que me ha impedido salvar a mi mujer ha sido este orgullo que me ciega.
No me queda más remedio que mandarle una carta a Telémaco.
Mmm... Gelio es un cabezón.
¿Y bien? ¿A qué métodos va a recurrir? ¿A la persuasión o a las amenazas?
Adelante, de todas formas me estaba aburriendo. Así al menos me entretendré un rato.
¿P-para Dirvisia?
¡Tomad! ¡No os demoréis!
¿Telémaco os ha dado la Piedra de restauración?
Soltadlo de una vez. ¡Contadme qué ha pasado!
¡Ya había perdido toda esperanza de que nos ayudara!
Gracias, [%username]. ¡Ahora podré liberar a mi esposa de esa maldición!
Hablar con [%dic:STR_DIC_N_Telemachus] en Elnen
Volver a Ínguison y hablar con [%dic:STR_DIC_N_Gellius]
Decidle a Telémaco que la legionaria petrificada es la esposa de Gelio y pedidle otra vez la Piedra de restauración.
Gelio os confesó que la legionaria petrificada es su esposa y os pidió que le volvierais a pedir a Telémaco que os concediera la Piedra de restauración.
Cuando Telémaco se enteró de que se trataba de la mujer de Gelio, os dio la Piedra de restauración sin discusión alguna.