Saludos, Daeva.
Cientos, miles de elios pasan al día por Sánctum. Los comerciantes traen cajas llenas de mercancías: alimentos exóticos, minerales puros, joyas, telas, especias... todos los tesoros de Atreia.
Nunca se sabe si alguien está intentando introducir algo de contrabando. Pasa a menudo: sustancias prohibidas, criaturitas venenosas, pergaminos mágicos peligrosos...
¿Y yo? Yo controlo todo lo que pasa por aquí. A mí no se me escapa nada.