Crimen y castigo: el sistema penal

El actual sistema judicial asmodiano surgió durante la época de florecimiento de Pandemónium y desde entonces apenas ha necesitado cambios importantes.

Los castigos impuestos se limitan principalmente al castigo corporal y a la reclusión, si bien en determinados casos los jueces también pueden infligir castigos especiales.

El "castigo corporal" consiste en castigos físicos duros, como la flagelación, la marca a fuego, la transformación forzosa o la amputación de alas.

"Reclusión" se refiere a cualquier limitación de la libertad, incluidos los trabajos forzados, el encarcelamiento o el llamamiento obligatorio a filas.

Los castigos especiales varían desde multas por delitos menores hasta la deportación del campo etéreo por delitos graves.

1. Castigo corporal

Flagelación

Habitual en casos de calumnia, maldiciones o robo.

Un leve castigo por delitos menores, con cinco grados de gravedad, desde 10 a 50 latigazos. En función de la gravedad del delito el juez también puede determinar las herramientas de ejecución.

Por lo general el castigo se ejecuta en un lugar público.

Durante la flagelación, el delincuente no puede llevar armadura, pero se permite la ropa siempre que el juez lo autorice. Si el delincuente grita, se arriesga a que le den más latigazos.

Marca a fuego

El fin de este castigo consiste en marcar al criminal de forma pública y permanente por su delito.

La marca a fuego se realiza en lugares fácilmente visibles y difíciles de ocultar, por ejemplo, en la frente.

Este tipo de castigo se impone normalmente por delitos que han ocasionado numerosas víctimas arbitrarias o que han dañado la moralidad pública.

Los delitos por escándalo público podrían tener como consecuencia la marca a fuego del delincuente como "Degenerado".

Transformación obligatoria

Un castigo que humilla al condenado y al mismo tiempo reprime su conducta anómala.

La forma elegida depende en gran medida del delito, de su gravedad y del lugar donde se haya cometido. La mayoría de los jueces prefieren animales de cuatro patas o reptiles.

La forma de Croaqui es especialmente humillante. En tales casos es frecuente que los condenados imploren que les sea perdonado el castigo.

En casos extraordinarios es necesario limitar la libertad de movimiento del delincuente. En esos casos, los jueces suelen elegir la forma de un Anfís y, naturalmente, antes ordenan extraerle los dientes al condenado.

Amputación de alas

La amputación de alas es una antigua tradición originaria de los primeros días de la acción penal.

Puesto que antes de la catástrofe volar resultaba mucho más sencillo, la amputación tenía un gran efecto disuasorio en caso de delitos graves.

Con la reducción del éter y el empeoramiento general de las habilidades de vuelo hoy en día, el efecto disuasorio de este castigo ha disminuido considerablemente. Sin embargo, las alas siguen siendo un símbolo de estatus para todo Daeva, de forma que su amputación no solo le deforma sino que es, ante todo, una humillación.

2. Reclusión

Trabajos forzados

Un condenado puede ser encarcelado y obligado a trabajar durante un tiempo determinado. Este tipo de castigo suele aplicarse a autores de delitos graves para los que sin embargo hay perspectivas de éxito en la reintegración social.

Si es posible, los condenados se forman para realizar trabajos de peón que requieren un gran esfuerzo, como la salicultura o las obras de forja.

A menudo, los castigos exigen alcanzar un resultado concreto, como, por ejemplo, 200 sacos de sal o 60 lingotes de acero.

Los trabajos forzados suelen ir acompañados de latigazos.

Arresto y exilio

La reclusión sirve para reducir la influencia del condenado sobre la sociedad, bien mediante encarcelamiento o bien mediante exilio.

En consecuencia, este tipo de castigo a menudo se impone a autores de delitos ideológicos o políticos, sobre todo a aquellos que ignoran la voluntad de los soberanos sedim o con los que se pretende provocar cambios radicales en la sociedad.

Para el exilio, los jueces suelen elegir lugares con una presencia especialmente escasa de éter, como yermos, tundras o islas apartadas.

Normalmente, los delitos más leves de este tipo se castigan limitando las posibilidades de viajar del condenado. Para ello se comunica a teleportadores y transportadores aéreos el nombre del condenado de forma que no pueda volver a hacer uso de este tipo de servicios.

Llamamiento obligatorio a filas

Los condenados que son llamados obligatoriamente a filas como castigo por un delito, sirven en general a una legión estacionada en un lugar impopular, por lo general, en un lugar fronterizo peligroso o en un entorno hostil. Además, las insignias de sus uniformes se diferencian de las de los legionarios regulares.

Los condenados a menudo piden el llamamiento obligatorio a filas para evitar el trabajo físico duro. Sin embargo, muchos se arrepienten de su decisión cuando llegan al lugar de destino.

Este castigo prácticamente ha dejado de aplicarse, puesto que podría originar problemas tales como la discriminación entre los refuerzos, la desmoralización de las tropas y el riesgo de rebeliones.

3. Castigos especiales

Multas

Las multas por delitos económicos probablemente sean el castigo especial más frecuente.

En un caso normal de corrupción, tanto el perceptor como el autor del soborno pagarán una multa.

En general, se imponen de forma conjunta trabajos forzados y multa. Los criminales son condenados a abonar diez veces el importe del soborno y a ejecutar trabajo físico duro como resarcimiento.

Todo el dinero recaudado con las multas se destina a los desfavorecidos.

Deportación del campo etéreo

Incluso los jueces sienten escalofríos ante la mera mención de este horrible castigo.

Esta lástima es equivalente a una sentencia de muerte y durante la Guerra Milenaria se impuso a los delitos más graves. Hoy, sin embargo, apenas se aplica.

Todos los apuntes relacionados se clasifican como secretos y para revelarlos en necesario un acuerdo unilateral de todos los Jueces sombríos anteriores y actuales.

Los reglamentos del Tribunal de las Sombras incluso prohíben la mera mención de determinados casos de deportación.