Huele bien, ¿no?
Ay... ¡Ojalá la Carne de plújaro no tuviera ese olor tan peculiar...! Es tan jugosa... y esas tiernas alitas... Pensad solo en los maravillosos y nutritivos platos que podríamos preparar con ellas.
Pero siempre que digo "Plújaro", todos los clientes salen huyendo.
Supongo que Delo aún necesitará algo de paciencia conmigo hasta que consiga triunfar con alguno de mis experimentos culinarios.