Arieluma.

Tras acabar nuestra formación en el templo, mi mejor amigo Quid propuso que nos uniéramos a una legión de reputada fama. Dijo que la vida de un Guarda tenía que ser excitante.

Así que nos alistamos en la Flota añil y resultó ser más excitante de lo que nos hubiera gustado. Bollvig hizo desaparecer a Quid en nuestro último encuentro.

La guerra... nunca fue algo tan personal para mí. Ojalá nos hubiéramos quedado en Sánctum.

Os acompaño en el sentimiento, camarada.