(Todo lo que hay por encima de este punto se ha arrancado).
Nilis ha muerto. Acabaron con él en un combate en el Bosque de Ladis.
Mi hijo mayor... mi niñito del alma... ya no está.
Estoy completamente solo. Mis tres hijos han muerto. Solo me consuela que su madre no tuvo que vivir este día.
Día 55 de la misión:
No hay ninguna esperanza. Ahora lo sé. Solo estamos arrojando a nuestros hijos a los Huargos.
Formamos soldados, forjamos armas y creemos que con ello podemos hacer algo contra el poder de Tiamat.
Pero incluso aunque lo venciéramos, llegaría otro soberano balaúr y ocuparía su puesto.
La espiral comenzaría desde el principio y se sacrificarían aún más vidas jóvenes sin motivo.
Nilis... Querran... Alana... ¿para qué he sacrificado a mis hijos? ¿Por unas tablas? No puedo aceptarlo.
Día 59 de la misión:
Lo he pensado con detenimiento. Si quieren sobrevivir, las tribus reianas solo tienen una posibilidad.
Los Balaúres han vuelto a la mesa de negociaciones. Esto quiere decir que, hasta cierto punto, también ellos quieren terminar esta guerra.
Y he escuchado rumores de que a Fregion, el más poderoso de los soberanos balaúres, le preocupan el ansia de sangre y de poder de los Balaúres.
Esta oportunidad puede... no, tiene que aprovecharse. No se me ocurre ninguna otra posibilidad para poner fin a esta guerra antes de que se pierdan más vidas.
Por mis hijos, por todos nuestros hijos, he de intentarlo.
Día 72 de la misión:
He concluido mi negociación con el General de brigada Vasarti: información y acceso a cambio de la seguridad de la tribu reiana.
No es posible tomar Rento sin que todos los que hay allí mueran. Lo lamento profundamente.
Sin embargo, el general de brigada se ha asegurado personalmente y en nombre de Lord Fregion de que estos sean los últimos reianos en morir.
Les he dicho muchas cosas... Cosas que nunca pensé que revelaría.
Pero si soy un delator... que así sea. Si ya no mueren más niños, merecerá la pena.