Que no os distraigan, Daeva.
Que no os distraigan, Daeva. Seguro que tenéis montones de obligaciones sagradas.
Los Daevas no os habéis ganado vuestras alas. Un día simplemente las conseguisteis, sin merecerlas para nada.
¿Cómo creéis que nos hace sentir eso a los humanos normales? ¡Nos deslomamos trabajando aun a sabiendas de que no nos ayudará a ascender nunca!
No me extraña que nos miréis por encima del hombro. Siempre damos el callo para nada.
Ya, claro que no. Y los Sugos nunca mienten al comerciar.
Mejor ocupaos de vuestros asuntos importantes, Daeva. Y disfrutad de vuestra vida eterna.