(La portada de este diario ha sido arrancada).
Día 4, estación 01
Hoy he vuelto a ver morir a un amigo.
¿Que han hecho para merecer esta furia? ¿Pero qué pueden haber hecho?
Detesto la belleza que durante un tiempo bailó en mi lengua, en mis ojos, en mis convicciones.
Día 11, estación 01
Nuestra gran Lady Siel ha abandonado a sus hijos a su suerte y yo me pregunto por qué. Mi pueblo ha esperado por ayuda pacientemente, ha rogado por ella... y por ser acogidos en su gracia.
Esta maldita Balaurea ha pedido a gritos una víctima. Pero ¿qué objetivo tiene sacrificar a un hijo para salvar a otro? No hemos podido hacer otra cosa.
Mi luz ha muerto. Mis dioses están muertos. El suelo bajo mis pies y el veneno en mi lengua son todo lo que aún idolatro.
Día 21, estación 01
No tendríamos que haber catado el amargo jugo del drana. Sus vides eran tan jugosas como un hueso roto. Un día nos alimentó y al siguiente nos condenó a la hambruna de por vida.
Las copas de los Balaúres y de la Alianza dragoniana estaban llenas del éter dulce que ansiábamos. Nuestros labios temblaban por catar una sola gota.
Pero no hubo gota... ni piedad para nosotros. Nuestras gargantas bebieron el drana que no estaba destinado ni al consumo animal. Bebimos hasta que nuestros estómagos estuvieron llenos.
Día 3, estación 02
Desde esta maldita tierra de Balaurea presenciamos cómo caía la Torre de Aion y no pudimos hacer nada.
Ver cómo le quitan a uno la patria y se la destruyen... es como un padre que ve morir a su propio hijo lentamente en la hoguera. Hemos perdido nuestra patria, nuestro honor y a nuestro dios.
La legión Lanzas de Siel fue hecha pedazos y no pudimos hacer más que escondernos en cuevas y arbustos. Ahora creo que la tribu reiana nunca estuvo destinada a sobrevivir.
Día 14, estación 02
He presenciado las muertes de mi familia y de mis amigos, uno tras otro. Algunos han fallecido a manos de nuestros enemigos; otros, porque han perdido la voluntad de seguir viviendo.
No puedo mantener por más tiempo la moral de mi pueblo. Ya no puedo hacer nada más por ellos. Se están muriendo, todos los días. Pero sus muertes no quedarán impunes. ¡Lucharé por la supervivencia de nuestra luz!
He decidido abandonar este cementerio de las almas rotas. Mi paz se ha convertido en fuego... Fuego para todo lo que ha hecho daño a mi querida tribu.
Día 26, estación 02
Desde que abandoné mi pueblo, he descubierto la verdad de las estrellas. Mi fe inocente me había cegado durante toda una vida, pero ahora me he quitado la venda. La verdad está aquí, bajo mis pies.
He descubierto a los poderosos dioses que durante un tiempo caminaron por esta tierra. Los Jótunes y sus creaciones, las litopiedras. No conocen el bien y el mal, solo la creación y el trabajo.
La paz habita en ellos. No discuten, no se pelean, no mueren. Son el verdadero sol que calienta esta tierra.
Día 01, estación 03
Durante muchos días no he hecho nada más que observar a los Jótunes, ver cómo trabajan sus creaciones con sus martillos.
Son los nuevos dioses para los reianos.
Pueden querernos o matarnos... la decisión es solo suya.
Día 17, estación 03
Vos, que os llamáis hijos de la luz, cómo os detesto. Maldigo las heridas que le habéis hecho a mi tierra. Os maldigo por haber matado todo lo que para mí era sagrado.
Vos, repugnantes elios, con vuestras alas brillantes y vuestras caras angelicales, ¡cómo detesto a todas las madres que os han traído al mundo!
Os habéis llevado mi tierra, mi pueblo y mi dios. Y ahora venís a este lugar sagrado para los Jótunes y os lo queréis llevar también. Pero no os lo permitiré.
Día 26, estación 03
He presenciado cómo los elios invaden esta nueva tierra como una peste. Animales arrogantes, que matáis a todo lo que se os resiste en honor a vuestros dioses robados.
Ojalá os arrancasen las alas, porque no merecéis el don de volar. No protegéis el campo etéreo... Lo exprimís como un parásito.
Tomáis y tomáis y tomáis en nombre de vuestros dioses. ¡Malditos seáis! ¡Esto no me lo quitaréis!
Día 2, estación 04
Todo lo que he hecho, lo he hecho por mi pueblo. Todos y cada uno de los pasos que he dado en mi viaje hasta aquí, hasta la patria jotun, han sido para salvar a mi tribu reiana.
Si ahora fracaso, mi pueblo estará perdido para siempre. Debo seguir enojado contra esta falsa luz, pero siento que mi caída está por venir.
Al alma que encuentre este diario: los Jótunes son la clave para la supervivencia de la tribu reiana. Son nuestro viaje... y son nuestra patria.