¡Asfelumbra!

Cuando me destinaron a Morfugio, los demás Arcontes me envidiaron. Decían que sería cómodo...

...pero nunca me ha gustado ni el frío ni la soledad.

Ni siquiera quería ser Daeva.

Ojalá no me hubiese convertido...

Que la sombra de Asfel os ampare.