Simplemente no los puedo soportar, ¿sabéis? ¡Esas cosas mugrientas y enervantes! Están por todas partes, lo devoran todo... ¡Oooh, ODIO a esos repugnantes y asquerosos insectos!
¡Insectos, urg! ¡Solo la palabra me pone enfermo!
¡Lo mismo pienso yo! Uno de los principales motivos por los que dejé Elísea fue para librarme de esos insectos, ¡entonces vengo aquí y los condenados bichos son todavía más grandes que en casa!
Considerad, por ejemplo, a los Claus. ¡Son los más feos de todos! Por suerte también son los más estúpidos.
No obstante, lo peor es que dificultan nuestras operaciones y causan tantos daños en nuestros materiales que no podemos continuar pasándolo por alto. Me han ordenado contratar a algunos Daevas para que nos quiten a los Claus de encima. ¡Podría saltar de alegría!
¡Oh, sí, Nececán tiene buenas intenciones para conmigo y mira con malos ojos a los Claus! Ahora solo necesito a un par de Daevas fuertes que ejerzan la violencia de la justicia sobre los Claus, sobre esos fuertes, tenaces pero... asquerosos, repugnantes, hediondos... ¡BUAJ!
Disculpadme... ¿Por dónde iba? Ah sí, son fuertes, duros, resistentes y se multiplican a una velocidad vertiginosa. Quien se enfrente a ellos tiene que moverse rápidamente, golpear con puño de hierro y saber defenderse de manera eficiente.
¿Reunís todas estas cualidades, [%username]? ¿Mataríais a los Claus en mi lugar?
¡Sí!
¡Aniquiladlos! ¡Aniquiladlos y traedme sus delgadas [plur][%dic:STR_DIC_I_QUEST_1781a] y [plur][%dic:STR_DIC_I_QUEST_1781b]! No las tocaría ni con una cabellera asmodiana, pero a lo mejor sirven para advertir al resto de Claus.
¡Despedazad sus ridículos caparazones, [%username]! ¡Hacedlos retroceder a sus colonias! ¡Vamos, vamos, vamos!
¡No! ¡No!
¿Qué puedo hacer entonces? Los siento corretear bajo mis pies, los oigo golpear con sus torpes y enclenques patas las paredes de sus colonias por las noches.
¡Se me revuelve el estómago! Por favor, [%username], por el bien de mi salud, ¡replanteaos vuestra decisión!
¡Crujido, crepitar, crujido, crepitar, golpe, crac, pum! ¡Eso es todo lo que oigo! ¡Lo ODIO!
¿Aquí? ¿Dónde? ... ¿Allí? ... ¿Qué? ¡No entiendo nada!
¡[%username], eso no es suficiente! ¡Quiero construir una verdadera montaña de restos Claus! Bueno, eh... Otro construirá esa montaña para mí. No creáis que tocaría esas... cosas.
¡Tenéis que encontrar más! ¡Vamos!
¡Sí! ¡Lo habéis conseguido! ¡¡¡Ja, ja, ja!!!
¡Mirad esto! ¡La pata sigue moviéndose! ¡Sigue pataleando, patita! ¿Sí? ¿Cómo? ¿Dónde se ha quedado tu torso? Ah, ¿podría ser que [%username] te lo haya arrancado? ¡Ja, ja, ja!
¡Ah, me alegro tanto! Sin embargo, queda mucho por hacer y hay muchos más Claus a los que desmembrar. Regresad a verme, ¿vale? ¡Procuraremos que aún más de estos... estos escarabajos peloteros sean aniquilados!
Matar a los [plur][%dic:STR_DIC_E_Neut_all] y llevarle la prueba a [%dic:STR_DIC_N_Lyaeus]
[%collectitem]Acabad con los Claus del Peñón de Crotan, que han obstaculizado los preparativos de guerra contra los asmodianos. Recolectad sus piernas y alas y llevádselas a Lieo.
Lieo se lamentaba de que los Claus autóctonos dificultaban los preparativos militares.
Partisteis y acabasteis con todos los Claus del Peñón de Crotan por encargo de Lieo, un edecán elio que odia abiertamente los insectos. Le llevasteis un cargamento de Alas y Piernas de clau como prueba. Él os lo agradeció y afirmó que le gustaría contar con vuestra ayuda en el futuro.