Este lugar parece estar desolado, pero yo lo encuentro bellísimo.

Al contemplar este paisaje, me duele imaginar que aquí libramos arduas batallas con los Balaúres y con los elios día tras día.

Cuando el negocio no va bien, me alegro de contemplar estas tierras. Son mi consuelo.

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Que el soberano Marchután os guíe.

(Termináis la conversación).