(Cada acta posee un nombre. ¿Corresponderá tal vez a los destinatarios? Abrid un acta).

Mi querido amigo:

Cuando un comandante os nombra portero, relegándoos de las filas de combate, y luego se olvida, significa que estáis condenado a ser portero para siempre y a custodiar una lóbrega y aburrida entrada.

Los días pasan uno tras otro. Trato a mis camaradas como a hermanos de sangre, pero no recibo amor a cambio. Yo a ellos tampoco se lo doy.

Ninguno de nosotros es fácil de amar y solo a los dados se nos puede ganar. Solo que a mí se me da mejor hacer trampas.

Entonces llegó ÉL. No le conozco, pero sí conozco su rostro. Era prácticamente mi gemelo, pero vestido de campesino. Sin duda, seguía el camino de los soberanos.

Imito la expresión de su rostro lo mejor que puedo. "La práctica hace al maestro".

Si no entiende lo que significa un doble, no goza del juicio que le atribuyo. No puede pasarme por alto así.

Murugan

(Fascinado[f:"Fascinada"] por esta visión de la vida balaúr, abrís otra carta).

Mi querido amigo:

Mi gemelo de rostro se llama Surama y suele venir de visita.

Imito sus formas cuando deambulamos por el Edificio del Consejo Nacional. Yo con sus vestiduras, él con las mías.

Viajamos a un lugar llamado Esoterraza de Drana, un lugar donde a veces los enemigos concilian su sangre derramada y del que mi Surama será director.

Recuerdos a la camada. ¡Procura dar un trato especial al que lleve mi nombre!

(Os dais cuenta de que habéis conocido a Murugan, aunque no constatasteis un gran parecido entre él y Surama). ¿Será tal vez una peculiaridad de los Balaúres? (Abrís una tercera carta).

Mi querido amigo:

¿Pensáis que regar plantas es vergonzoso? A mí no me lo parece. Por un lado trabajo para Surama, que sabe lo que valgo.

Por otro lado, las breves batallas me dan la oportunidad de masacrar a los débiles Sapiens.

Hoy se presenta un grupo de reianos para quejarse del trato dado a un árbol. ¡Un ÁRBOL! Rehúyen nuestro poder y yo los quiero perseguir y acabar con todos.

Surama lo prohíbe. ¿Qué tendrá planeado para esos laboriosos escarabajos? ¿Por qué no lo comparte conmigo?

Murugan

(Todavía queda una carta. ¡También podéis leerla ahora!)

Mi querido amigo:

¡Surama me oculta más de lo que podemos hablar por carta!

Hoy llevo una espada. Esta noche llevaré también un fragmento de la espada. Surama se subleva contra sus señores y no reconoce la autoridad de Tiamat.

Se lamenta desde hace mucho del desmoronamiento de su alma y entonces corta las cuerdas con las que Tiamat lo ata. Su espada se rompe con gran estruendo y Surama me encomienda a mí y a otros fragmentos de la "Poder de Tiamat". Los fragmentos solo irán a parar a aquellos que no revelarán su escondrijo.

Sin el obsequio de la defensa de la Esoterraza, Tiamat no oye ni ve lo que allí pasa...

... Su nombre tampoco se susurra ni se grita en los túneles de viento.

Mi Surama juega con fuego al provocar a un soberano balaúr. No permitiré que fracase.

Murugan