Asfelumbra, joven Daeva.

Si los elios no hubieran sido tan indecisos y cobardes, tal vez Aion no se hubiera contrariado.

Por supuesto, hay que eliminar a los Balaúres donde quiera que los encontremos. Pero los elios siguen siendo el principal peligro.

Por lo menos, con los Balaúres uno sabe a qué atenerse: es matar o que te maten. Pero las palabras almibaradas de los elios sirvieron demasiado a menudo para tomar el pelo a nuestros ancestros.

¡Muerte a los elios! Adiós.

Para los Daevas jóvenes como vos, la Guerra Milenaria es solo algo los libros de historia o un mero rumor de taberna. Los Daevas y humanos caídos en esa guerra ya no pueden contar su relato.

De nosotros depende vengarlos, aplicando el justo castigo a los auténticos traidores. Las manos de los cinco soberanos empirianos de los elios, creo que ahora se hacen llamar soberanos serafines, están manchadas de sangre.

Sus intentos de negociar con los Balaúres no son más que alta traición. Atreia está agonizando y solo podemos salvarla castigando a esos traidores. ¡Sangre por sangre!

¡Sangre por sangre!