¡Que Asfel os proteja!
Me pregunto cuánto más tendré que quedarme aquí de guardia.
¡Un cazador a quien no dejan cazar! ¡Es ridículo! ¡A menos que uno se pasee por la plaza del pueblo, no voy a acabar con un solo Úrsido!
Pero supongo que tenemos que vigilar el pueblo.
Cuando se lo dije a Donat, se rió de mí.
¿Por qué un cazador tan malo como vos está tan ansioso por ir al bosque?
Bah, ningún cazador consigue presas todos los días, ¿no? ¡Me encanta cazar! Y puedo vivir de ello.