¡Esperad!

¡Por favor! Escuchadme.

¿Dónde estoy?

A veces pierdo la noción del tiempo. Y a veces, cuando vuelvo, tengo las manos bañadas en sangre.

No quiero perder lo poco que me queda de humano... aunque tenga este aspecto.

Eso os honra. Que os vaya bien.

Sobre todas las cosas, lo que más me aterra es perder mi humanidad.

¿Cómo podré librarme de esta maldición? Con esta forma, la inmortalidad resultaría poca bendición.

Poca o nada, más bien.