¡Saludos, Daeva!
Vamos a hablar aquí, en la sala de Siel, sobre el tiempo, el espacio y la divinidad del éter.
Y vamos a orar para que aquí, donde están reunidos elios, asmodianos y reianos, no olvidemos nuestra propia esencia.
Daeva, sois una maravilla.
Siel estará muy emocionada por vuestras alabanzas y vuestra fuerza.