Femme Fatales of History

Tomo 9: Cromede, la juez caída

Ya de niña, Cromede era conocida en Guardiavieja por su belleza, que ocasionaba dificultades a todos aquellos que intentaban describirla con palabras, dificultades que aumentaban a medida que se iba convirtiendo en una encantadora joven.

Sin embargo, su carrera jamás habría ascendido de forma tan vertiginosa solo por su belleza. Y es que, además de bella, Cromede había sido bendecida con una mente aguda y una voluntad fuerte. Ya de niña desconcertaba a sus profesores y su rendimiento superaba con creces al de sus compañeros.

A la edad adulta toda Guardiavieja la adoraba, tanto hombres como mujeres. Pronto aprendió a aprovechar sus talentos innatos. Con su belleza podía hacer que otros cayeran rendidos ante ella, y con sus palabras, cautivarlos para siempre. Simplemente, sabía demasiado bien que era superior a otros.

La propia ascensión de Cromede no sorprendió a nadie, pero sí el hecho de que tardara tanto en suceder. Si hubiera ascendido siendo una niña, antes de ser consciente de su poder sobre otros, quizá las cosas habrían tomado otro rumbo. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella.

Pronto Cromede destacó en el templo de sus semejantes, y tras concluir su formación fue designada inmediatamente como Guardiana sombría, la más joven de todos los tiempos.

Cromede resultó ser una excelente Guardiana sombría, algo que no sorprendió mucho a nadie. Todos sus descubrimientos se caracterizaban por su esmero y su tenacidad. Podía sonsacar la verdad en cualquier situación y a cada testigo. Nadie podía resistirse a sus encantos.

Los compañeros y los superiores de Cromede no dejaban de elogiar la perfección y destreza con las que trabajaba. Solo una cosa les preocupaba: su creciente obsesión por la propia perfección.

Tras su ascensión a Juez sombría insistió en que le encomendaran a ella los casos más importantes y en que la mayoría de los Guardianes sombríos se pusieran directamente bajo su mando.

Si las máximas autoridades del Tribunal de las Sombras no se hubieran dejado cegar por las habilidades de Cromede, se habrían dado cuenta de que Cromede también aplicaba un estricto método de selección a su trabajo. Salió a la luz que todos los casos que aceptaba guardaban similitud entre sí. Era casi como si quisiera concentrarse en un determinado tipo de caso.

Después de ascender finalmente a un cargo superior, dejó de desperdiciar energía en guardar una determinada imagen ante el exterior. Explicó claramente que solo estaba interesada en ese tipo de caso relacionado con objetos de poder legendario.

El primero en sospechar de su comportamiento extraño, fue un sabio y apuesto Arconte del ocaso llamado Naguelbad. Algunos ya se habían dado cuenta de que el Tribunal de las Sombras parecía interesarse especialmente por casos aparentemente secundarios relacionados con las viejas ruinas de Atreia... Sin embargo, solo él se preguntaba por qué.

Sencillamente no era nada sencillo husmear en los asuntos internos del Tribunal de las Sombras, pero Naguelbad era astuto y tenaz. Investigó hasta llegar a una conclusión irrefutable: Cromede utilizaba sus casos para servir a sus propios y egoístas objetivos.

Pese a conocer perfectamente la culpabilidad de Cromede, no podía llevarla simplemente a juicio. El Tribunal de las Sombras confiaba plenamente en ella, y sin pruebas sólidas se exponía al grave riesgo de ser ignorado o incluso enjuiciado por falsas acusaciones.

A ello hay que añadir el hecho de que en aquellos momentos su relación con el Tribunal de las Sombras no era demasiado favorable. Simplemente, Naguelbad no podía arriesgarse a inculpar abiertamente a Cromede.

Sin embargo, la inteligencia de Naguelbad no tenía nada que envidiar a la de Cromede, de forma que abordó el asunto con gran paciencia y discreción. En primer lugar dio instrucciones a su red de informadores sobre casos importantes, y después puso en circulación ciertos rumores.

Pronto Cromede supo que alguien la había descubierto, pero no le dio mucha importancia al asunto. Estaba firmemente convencida de que su prestigio en el Tribunal de las Sombras no iba a verse afectado por simples rumores, así que no se ocupó de ello en público.

Sin embargo, en el círculo de sus admiradores, superiores, compañeros y subordinados, Cromede manifestó su sospecha de que uno de ellos la estaba traicionando. Poco a poco fue privando a uno tras otro del privilegio de su "amor", rompiendo así muchos corazones.

Para Cromede, que se sentía superior a todos sus admiradores, resultó muy fácil dejar de amarlos. Sin embargo, en el vacío de un corazón roto en el que un día habitó el amor, el odio puede anidar con mucha rapidez. Y así ocurrió también en este caso. Solo hizo falta un corazón lleno de odio al que muy pronto le siguieron otros.

Cuando todos sus antiguos admiradores se volvieron firmemente contra ella, el caso de Cromede se convirtió rápidamente en el foco del interés público. Cromede, que había juzgado criminales con sin compasión alguna, se había convertido una culpable a la que se trató con la misma frialdad.

El Tribunal ordenó una extensa investigación del caso de Cromede y, en el transcurso de las investigaciones, pronto se descubrió un almacén secreto que había alquilado a los comerciantes Nubenegra. Allí, los investigadores encontraron todo tipo de tomos mágicos antiguos, manuales de habilidades, piedras de maná y otros muchos objetos valiosos.

Cromede había acumulado una increíble colección de reliquias mágicas que con el transcurso de los años había "confiscado" a diversos criminales. Estos objetos le proporcionaban un poder inimaginable. Esto fue un duro golpe para el Tribunal de las Sombras.

Para sorpresa general, Cromede confesó todo ya el primer día de su proceso. Entre lágrimas explicó que solo había querido ser perfecta para ser digna de la admiración y el amor de todos le profesaban.

Aunque para todos su belleza, inteligencia y encanto ya eran perfectos, solo ella sabía que no era así. Para corresponder a sus expectativas y convertirse en la mujer perfecta que todos creían que era, necesitaba todos los viejos manuales y reliquias.

La corrupción de una juez fue tenida por un delito inexcusable, de modo que Cromede fue condenada a prisión perpetua en una celda de cristal. Sin embargo, como compensación a su confesión sincera, Naguelbad intercedió a favor de ella para que se le concediera un último deseo. Ella pidió cumplir su condena en su lugar de nacimiento. La petición le fue concedida.

Naguelbad acompañó a Guardiavieja a la antigua Juez sombría, ahora encadenada.

Nunca deberían alcanzar su objetivo

Como se puso de manifiesto, Cromede no rechazaba por completo el amor. Se había reservado en secreto a una persona, una única persona a quien le había prometido y demostrado su amor al rechazar a todos sus demás pretendientes.

La confesión, la condena, el último deseo, todo era únicamente una farsa, otra artimaña para engañar a sus acusadores. Para Cromede resultó fácil huir junto al único hombre que había demostrado ser tan perseverante como ella. Solo él, el hombre que la hundió, podía también salvarla.

Cromede y Naguelbad jamás volvieron a ser vistos.