Que la paz de la oscuridad sea con vos.
Nunca imaginé que acabaría de guarda en la cárcel cuando llegué aquí. Sinceramente, no es algo de lo que se pueda presumir.
Y tampoco es que tenga mucho sentido. Pongamos que, de forma milagrosa, los presos consiguen escapar de sus celdas. Salen del calabozo... ¡y aparecen en medio de un campamento armado!
¡Cualquier fugitivo con un poco de cerebro volvería corriendo a la celda!