Buen comerciante tiene que saber cómo elige mercancías, yang.

Para poder elegir buena mercancía, hay que tener buen ojo, yang.

Para tener éxito hay que saber elegir.

¡Es arte de comercio, yang, yang!

(Entregáis el contrato comercial).

¿Daeva tiene algo para Sugo, yang?

(Termináis la conversación).