Una parte de vuestro trabajo consiste en tratar las heridas de los guerreros. Así comprobaréis de primera mano que los auténticos asmodianos se ríen de sus heridas.
En realidad, las heridas carnales son una bendición, pues pueden ayudarles a que ascienda el Daeva latente de su interior.
Y también un corazón roto puede expulsar nuestra mortalidad y liberar al Daeva que llevamos dentro. Decid, [%username], ¿cuál ha sido el detonante de vuestra ascensión?
¡Munin! ¿Munin el exiliado? ¡Ese nombre está maldito!
[%username], había oído rumores negativos sobre vos. Y ahora veo que esos rumores no eran casuales. ¿Es Munin el tipo de gente con la que os relacionáis?
Munin tiene muchos enemigos. Su profecía acerca del decimotercer soberano empiriano ha puesto a muchos en su contra.
Más bajo, corneja. Quien siembra vientos, recoge tempestades. En lo que respecta a Munin, es preferible tener el pico cerrado.
Tenéis demasiado que hacer como para dedicaros a semejantes indiscreciones. Asmodia os necesita, [%username]. Y prestando un servicio excelente a Asmodia, honramos también a quienes nos han hecho fuertes.
Ha llegado vuestra oportunidad de trabajar. Me han encargado enviaros al Fuerte de Guardiavieja.
Vais a necesitar ese sentido del humor en Guardiavieja. Es un lugar duro, seguro que vuestra espontaneidad juvenil será como un soplo de aire fresco.
Quizá alguien os quiera quitar de en medio: después de todo, pertenecéis al círculo de Mu... ejem... de cierto exiliado.
[%username], deberíais utilizar este reto para vuestro propio beneficio. Trabajad duro en Guardiavieja, liberaos de los últimos restos de vuestra debilidad mortal y pronto seréis lo bastante fuerte como para consolidaros en el Abismo. ¿Estáis dispuesto[f:"dispuesta"] a ir a Guardiavieja?
Id al [%dic:STR_DIC_W_DF1A_1] y entregadle esta carta al centurión [%dic:STR_DIC_N_Meibjar]; él os dirá cuáles son vuestras obligaciones.
Para llegar al Fuerte de Guardiavieja, lo mejor es que habléis con [%dic:STR_DIC_N_Doman] en la puerta de Pandemónium.
Veo que no sois más que un[f:"una"] miserable niño[f:"niña"] desagradecido[f:"desagradecida"]... Me decepcionáis. ¡El destino os concede un don impagable y vos os regodeáis en vuestra propia apatía, mientras otros se dejan la vida en el campo de batalla!
Que hayáis tenido relación con Munin ya perjudica suficientemente vuestra reputación. ¡Deberíais tomar las riendas de vuestra vida antes de que seáis una vergüenza absoluta para vuestras alas!
¡Basta! Vuestra cobardía apesta. Os esperan en el Fuerte de Guardiavieja... Tal vez allí encontréis los últimos restos de vuestro honor.
Me alegra veros por fin, [%username]. Ya me preguntaba si... En fin, a veces los Daevas novatos no entienden la responsabilidad que conllevan esas alas.
¿Habéis dicho el Fuerte de Guardiavieja? Bien. ¡Más carne fresca para la picadora! Avisadme cuando estéis listo[f:"lista"].
Vaya, vaya, el[f:"la"] nuevo[f:"nueva"] Daeva de Pandemónium... Mmm. ¡Bienvenido[f:"Bienvenida"] al Fuerte de Guardiavieja!
Jáimdal ya me ha informado acerca de todo. Cree que os vendría bien que os echaran una mano. "Sed indulgente con [%username]", ha escrito. "Es relativamente inexperto[f:"inexperta"]. Ha ascendido hace poco".
El viejo Jáimdal se comporta bastante más como un padre que como un soldado.
Todas las formalidades están solucionadas. ¿El general de brigada Sutrán os ha dado vuestro correo? Deberíais recibirlo lo antes posible.
¡Daos prisa! ¿Acaso queréis oír el sermón moral de Sutrán?
Hablar con [%dic:STR_DIC_N_Doman] en la entrada de Pandemónium
Teleportaros al Fuerte de Guardiavieja y buscar a [%dic:STR_DIC_N_Meibjar]
Hablar con Lifiaberca y recibir vuestra primera misión de Daeva
Cuando Lifiaberca preguntó por el motivo de vuestra ascensión, le contasteis que la profecía de Munin había sido el detonante. Lifiaberca os aconsejó no mencionar el nombre de Munin en Pandemónium.
Os dio una carta de recomendación y os envió al Fuerte de Guardiavieja. Allí os encontrasteis con el centurión Meiyer.