¡Que la luz ilumine vuestro camino!

El pueblo de Agairón tiene poco que ofrecer. Antes había comida y bebida de sobra, y la fruta... ¡Oh, Daeva, qué fruta!

¡No podéis haceros a la idea de lo próspero que era el pueblo! Pero entonces el desierto empezó a acercarse y para lograr cualquier cosa había que trabajar duramente. Los jóvenes de hoy en día son demasiado vagos como para trabajar y por eso fracasamos, estoy segura.

Os deseo una larga vida.