¡Alto, esperad! ¡Por las luces de Ariel, no me hagáis nada, os lo ruego! ¡No soy un Tog, soy un Daeva!
¡No me miréis así! ¡Pensadlo! ¿A que nunca habéis visto un Tog tan locuaz?
Sí, vale, locuaz es mucho decir, pero ¡por la luz de ahí arriba, no me hagáis daño!
Antes servía como Guarda. No os riáis, que no tiene ninguna gracia... pero es difícil de creer, lo sé.
Este horrible cuerpo sin alas y con pezuñas es un castigo por haber enfadado a un Daeva de rango alto de Sánctum. Decidió que debía pasar el resto de mis días siendo un Tog.
Tenía que vigilar a los Crals de la Desembocadura del Elunia, una tarea muy importante, pero tan aburrida... Nunca pasaba nada durante las guardias, así que una sola vez no presté atención y me quedé dormido.
Justo entonces los Crals se lanzaron al agua y atacaron con ferocidad. Seguro que me estaban vigilando. Cometí un único error estúpido y estoy pagándolo desde entonces. ¡Vos miradme! ¡Un cuerpo de chiste! ¡Ay, mis bonitas alas!
Tengo que arreglármelas como sea. La autocompasión no me va a ayudar nada. Además, siendo un Tog, puedo devorar sabrosos Cangrejos de puchero... ¡Son tan crujientes...!