He vivido muchos más años en Gelcmaros que vos tenéis, joven Daeva.
Desde la Catástrofe, el número de asmodianos que vienen aquí ya no es tan grande. Y a pesar de todo, no sé si son suficientes.
Pero en todo caso, he aprendido a interpretar el aura y las emociones en Balaurea y en los últimos tiempos noto algunas irregularidades.
Hablo de Taloc. Aunque crece en Ínguison, la energía que emite es tan impresionante que se puede notar hasta aquí.
Muchos Daevas de vuestro mundo y también vuestros enemigos han penetrado en él. Cazaban sus parásitos en busca de fama.
Al entrar quebrantaban el equilibrio que le quedaba, pero tengo un plan para impedirlo. ¿Me ayudaríais?
Propongo que eliminéis los [%dic:STR_DIC_E_Q11048_2F]. Menos botín se traduce en menos cazadores, y con ello menos males para Taloc.
Sois bienvenido[f:"bienvenida"] en Taloc, por eso no lo importunaréis como el resto.
Realizáis más buenos actos de lo que os pensáis, joven Daeva. Tenedlo presente en todas vuestras batallas.
Una de las ventajas de mi larga vida es la paciencia.
El tiempo no significa mucho para mí.
Simplemente esperaré a que vos u otro me ayude, y no tendré que esperar mucho...
Noto que alrededor de Taloc se ha formado un halo de paz.
Puede que sea temporal, pero esta paz no es normal en alguien como él.
Supongo que tenéis algo que ver con esto, ¿no, Daeva?
Vuestra dedicación asmodiana os honra. Os será de gran utilidad en Balaurea.
Cuando veo a Daevas tan jóvenes como vos, me acuerdo de los tiempos antes de la Catástrofe. Esto es lo que me da esperanzas para el futuro de Atreia.
Que la Señora del tiempo os conceda un sino dichoso.
Eliminar a los [%dic:STR_DIC_E_Q11048_2F] ([%2]/40)
Dar parte a [%dic:STR_DIC_N_Aesir]
Edas estaba preocupado porque los Insectos de las Ramas de Taloc atraían a visitantes indeseados. Eliminad a los parásitos para acabar con esa situación.
Edas notó que a Taloc le incomodaban los Daevas que iban a sus ramas a cazar insectos.
Os pidió que eliminarais los Insectos de las Ramas de Taloc para que disminuyera el número de visitantes indeseados que perturbaban su calma.
Os cargasteis a los mutantes y regresasteis con Edas, que os dio las gracias.