La guerra lo cambia todo, pero la guerra en sí no cambia nunca. Teobomos, un país instruido y rico, fue reducido a cenizas por la guerra.

Todos sus planes, descubrimientos y valor... no fueron suficientes para proteger a los habitantes de Teobomos contra las llamas de Fregion.

- Herodoto, de los Yermos de Teobomos.

1 - Teobomos, los territorios fronterizos

Teobomos era un territorio árido, pero los agricultores trabajaron duramente para cultivar la tierra y el mar. El pueblo vivía con prosperidad.

Aunque se hallaba lejos de la Torre de Aion, el país estaba parcialmente protegido por su campo etéreo.

Durante su apogeo, Teobomos era fuerte y valiente. Por eso más dura fue su caída al estallar la Guerra Milenaria.

Teobomos se encontraba en el borde más débil del campo etéreo. El territorio estaba demasiado lejos de la Torre de Aion como para recibir refuerzos cuando empezaron las refriegas con los Balaúres.

Los habitantes afrontaron la lucha como siempre lo habían hecho: confiaron en su valor, su tenacidad y su ingenio.

El pueblo luchó con feroz determinación bajo las órdenes de Teobomos el Viejo, equipado con las fantásticas armas del Laboratorio Secreto de Teobomos.

2. La Gran Catástrofe

Frustrados por el campo etéreo, los Balaúres realizaron incontables ataques sobre Teobomos. La guerra siguió su curso.

Por último, se proclamó una tregua y los habitantes de Teobomos, agradecidos, pudieron bajar las armas para disfrutar de unos instantes de paz... aunque sin dejar de pensar en los Balaúres.

Estaban demasiado lejos de la Torre de Aion como para saber por qué había paz de repente... aunque solo fuese por poco tiempo. Tampoco supieron por qué esa paz acabó repentinamente.

Una vez eliminado el campo etéreo, los Balaúres pudieron atacar Teobomos sin que nada los detuviera y reunieron un ejército como nunca antes visto en el mundo.

Teobomos el Viejo calmó a su pueblo y llamó a las armas a todos sus súbditos capaces de luchar para prepararse para el ataque de los Balaúres.

El Laboratorio Secreto de Teobomos equipó bien a los guerreros. Corrían incluso rumores sobre una nueva arma que acabaría con los Balaúres.

3 - El avance de los Balaúres

Los valientes y arrojados habitantes de Teobomos se enfrentaban a una nueva legión, mucho más poderosa, comandada por el temido soberano balaúr Fregion.

Las críticas a Teobomos el Viejo aumentaban con cada nueva derrota, ya que este se atrincheraba en su laboratorio y proseguía con sus estudios, en lugar de comandar a sus tropas.

Sin embargo, Teobomos se esforzaba, imperturbable, por finalizar sus investigaciones y revelar su arma secreta. La guerra tomaba un mal cauce y su orgulloso pueblo era humillado en casi todos los combates.

Teobomos el Viejo era un gran líder, pero todavía era más grande como erudito. Su aislada fortaleza estaba compuesta por una serie de laboratorios.

Teobomos usó el poder del éter para crear diversas armas con las que aniquilar a los Balaúres y proteger su reino.

El culmen de su labor era supuestamente un arma secreta con la que esperaba poder poner fin a la guerra con los Balaúres. Pero tan solo lograron sobrevivir a la guerra un par de anotaciones.

5 - La caída de Teobomos

El soberano balaúr Fregion era un único enemigo, pero aun así era más fuerte que toda su hueste.

Según los pocos testimonios que se conservan, aparecía en el cielo como una sombra humanoide que se convertía en un inmenso dragón rojo que cubría todo el cielo.

Fregion escupía llamaradas resplandecientes que aniquilaban toda forma de vida y calcinaban la tierra. La destrucción era total y prosigue hasta el día de hoy: es la "Llama de Fregion".

Abrumados por el poder del soberano balaúr, humanos y Daevas perdieron su voluntad de luchar y, así, las tropas de Dracanes bajo el mando de Fregion arrasaron Teobomos hasta los cimientos.

Teobomos el Viejo desapareció durante el combate y sus tropas sin líder se desperdigaron a los cuatro vientos.

Los Balaúres y los Dracanes barrieron Teobomos y se bañaron con la sangre de sus enemigos.

4. La inclemencia de Fregion

El arma secreta de Teobomos podría haber impedido la derrota y tal vez invertir las tornas... pero nunca llegó a utilizarse.

A pesar de algunas victorias frente a los Balaúres, el pueblo de Teobomos no podía detener el avance implacable del enemigo. Fregion era demasiado fuerte.

Fregion barría los cielos una otra vez, aniquilando a sus enemigos y allanando el camino a sus tropas.

El avance de Fregion era inexorable. Llevó a sus tropas hasta la costa. Allí, el gran dragón escupió fuego al mar hasta que el agua empezó a hervir.

Finalmente, se evaporó y el lecho marino se tornó en un desierto. El vapor caliente llenó el aire, volviéndolo insoportable para todos, salvo para Fregion.

Toda vida en la parte meridional de Teobomos desapareció. Fue especialmente duro a lo largo de la Vía de Bab-el-Madeb. El Puerto del Ananque fue destruido; solo quedaron ruinas.

6 - La llama eterna

Fregion destruyó sistemáticamente todos los asentamientos y pueblos de Teobomos antes de dirigirse a la capital.

El gran dragón la redujo a cenizas. Las llamas malditas siguieron vivas incluso mucho después de que quedara algo que pudiese arder. Los escasos supervivientes huyeron, derrotados y sin esperanza.

Si los soberanos empirianos hubieran enviado un ejército para salvar Teobomos, no habría cambiado nada. La destrucción fue total.

Fregion conquistó Teobomos y desapareció en dirección a la Torre de Aion.

Sin embargo, la legión de Dracanes no se retiró. Los Balaúres avanzaron hacia el oeste, al Fuerte de Teobomos, el último bastión de la región.

La legión balaúr aplastó sin piedad la resistencia del laboratorio antes de empezar a asolar el refugio de los eruditos, borrando así el legado de Teobomos el Viejo.

Fin. La catástrofe de Teobomos, tomo 1.

Continúa en el tomo 2.