1 ???

Memorias de los comerciantes Nubenegra 3

- La venganza de la esposa -

Estas memorias reúnen historias sobre los éxitos y fracasos de diferentes operaciones comerciales y pretenden servir como material didáctico para los comerciantes Nubenegra.

Deben aprender de las historias que aquí se cuentan, interiorizarlas y ponerlas en práctica con el objetivo de establecer un negocio lucrativo.

Fue en el Páramo Púrpura de Teobomos donde yo, Sabiruner, encontré aquel árbol.

Mientras que los otros árboles solo tenían ramas y estaban casi desprovistos de hojas, aquel árbol era muy frondoso.

Sin embargo, lo que más atrajo mi atención fue un reluciente collar posado sobre la punta del mismo.

Estaba colgado de la mismísima copa. No fue fácil alcanzarlo, pero lo intenté por todos los medios y finalmente lo conseguí.

La belleza del collar era asombrosa, pero lo que pasó después fue todavía más sorprendente.

Cuando tomé la cadena del árbol, este se convirtió de pronto en una hermosa Daeva.

Al principio estaba confusa, pero cuando se dio cuenta de lo que ocurría se echó a llorar.

En realidad Sabiruner solo quería llevarse la cadena, pero lo desconcertó ver cómo el árbol se transformaba en una Daeva.

Tenía miedo de que esta pudiera pedirle que se la devolviera y por eso se la metió con premura en el bolsillo antes de empezar a consolarla.

Sabiruner no huyó y se quedó aliviando a la Daeva porque sentía una gran curiosidad por saber por qué se había convertido la Daeva en un árbol.

Asimismo, esperaba poder sacarle algún partido monetario de una forma u otra.

La Daeva se llamaba Medina.

Era la hija de un noble rico y de alto rango y no le faltaba de nada. Entonces, un día ascendió a Daeva.

Después de ascender, superó la ordalía y dejó pasar el tiempo sin ninguna ocupación concreta. Cuando tenía un rato, iba a pasear por Sánctum.

Un día conoció a un apuesto y ambicioso Daeva llamado Asor y se enamoró. Se casó con él contra la voluntad de su padre.

Fue más tarde cuando se dio cuenta de que Asor la había rondado a propósito.

Después de la boda, Asor emprendió una carrera vertiginosa. Trabajó como oficial de intendencia, pero no fue destinado ni a un lugar aislado ni peligroso. Trabajaba solo en sitios importantes, como en la fortaleza del poblado o en Sánctum.

Al principio, Asor cuidaba con amor de Medina, pero con el tiempo su comportamiento cambió radicalmente. Cuanto más frío era Asor con ella, más se aferraba Medina a él.

Un día, Asor le propuso que hicieran un viaje juntos.

Ella se sorprendió un poco cuando él mencionó la yerma región de Teobomos como destino, pero Asor dijo que quería aprovechar para visitar a un buen oficial de intendencia. Medina accedió.

Después de visitar al oficial, Asor llevó a Medina al Páramo Púrpura, donde yacen misteriosas ruinas.

Al principio pensó que no había mucho que ver por aquellos lares, pero estaba conmovida por el hecho de que Asor quisiera hacer algo por ella.

Cuando estaban en medio del Páramo Púrpura, Asor se puso de rodillas y le entregó una cajita.

Le dijo que el único motivo por el cual era tan frío con ella era que todos decían que se lo debía todo a su mujer. Le pidió perdón y le prometió ser amable.

La cajita contenía un bello collar. Medina se lo puso con lágrimas en los ojos y se desmayó inmediatamente.

Asor la había llevado a Teobomos a propósito para librarse de ella.

Medina juró venganza y me pidió que la ayudara. Mientras lo hacía, se mordía los labios hasta sangrar. Me prometió entregarme la mitad de su patrimonio, que Asor le había robado, si la ayudaba a vengarse.

Sabiruner supo de inmediato que era una oportunidad de ganar dinero.

Lo primero que hizo Sabiruner fue llevar a Medina a Sánctum y cambiar su aspecto.

Entonces un comerciante le dio a Sabiruner información sobre lo que hacía Asor y cuál era su paradero.

Asor hizo correr el rumor de que Medina se había enamorado de un desconocido y se había unido a los Leparistas.

Cuando ella escuchó estas falacias, crujió los dientes con furia. Dijo que nunca podría perdonar a Asor, que la había engañado y traicionado.

Lo único que quería era comenzar con su venganza y Sabiruner redactó un contrato vinculante con los honorarios por su trabajo.

Medina rondó y sedujo a Asor. Este se había vuelto a casar y hacía tiempo que había perdido el interés por su nueva mujer.

A Medina no le resultó difícil seducirlo porque lo conocía perfectamente.

Se mostró impasible hasta que le pidió que se casará con él.

Entonces le dijo que lo haría inmediatamente si no fuera por su mujer. Él le contestó que había llevado a su ex mujer al Páramo Púrpura y que la había transformado en un árbol y que no le suponía ningún problema hacer lo mismo con la actual.

Sin embargo, su esposa actual, el padre de Medina y los amigos de Asor estaban cerca y lo oyeron todo.

La condena de Asor fue ser transformado en un Escolopén y a Medina le devolvieron todo su patrimonio.

Sabiruner fue generosamente recompensado por sus esfuerzos. Había reunido información sobre Asor, concertado el encuentro entre este y Medina y establecido contacto con los conocidos de ambos.

En cumplimiento de la promesa, recibió la mitad del patrimonio de Medina. Además, ella se convirtió en su clienta fija y le enviaba valiosos artículos a su gusto.

Sabiruner no habría tenido tal suerte si hubiera huido y devuelto la cadena por temor cuando Medina recuperó su forma de Daeva.

La moraleja de la historia es que un buen comerciante Nubenegra debe saber detectar una buena oportunidad de hacer una fortuna de manera instintiva. Además, Sabiruner obtuvo un gran beneficio adicional porque guardó bien el collar de Medina y se lo revendió a la persona exacta en el momento adecuado.