¡No tan rápido!

¿Sabéis a qué me dedico la mayor parte del tiempo en mi trabajo?

A echarle la bronca a quienes huyen sin pensar en las pérdidas. Los Daevas pueden volar, pero los mortales, no. No sé por qué no prestan más atención. Me preocupo por ellos.

La mayoría ya lleva aquí lo suficiente como para saber lo que hay, pero seguro que a alguien le va a acabar pasando algo.

Tendré cuidado.