¡Saludos, Daeva!

¡Saludos, Daeva!

Nunca nos habíamos interesado por vuestras batallas.

Por motivos de seguridad, en Sarpán tuvimos que insistir en que interrumpierais la batalla.

Nosotros no somos como vos. No podemos darnos importancia en este lugar mediante la fuerza de combate.

Aun así, este territorio podría convertirse en una nueva forma de ganarse la vida para nosotros.

(Termináis la conversación).