El bosque os estará eternamente agradecido.

¡Libre! ¡Qué bien me ha sentado! ¡Por fin vuelven a ser míos mi espíritu, mi cuerpo y mi alma!

Ver así mi querido bosque y saber que era por culpa mía... solo aceleró mi descenso hacia la oscuridad. Sin duda, era lo que pretendía Zadra.

Mientras yo exista, el Bosque de Ladis recordará vuestro valor y vuestra misericordia.

No hay de qué.