¿Qué? ¿Habéis dicho algo?

Mi destino es morir en combate.

¿Sabéis la bendición que es eso? ¡Nunca tengo miedo! Jamás. ¿Por qué debería preocuparme? Sé exactamente cómo moriré. No malgasto nada de tiempo analizando las batallas pasadas ni rompiéndome la cabeza por las futuras. Simplemente acabo con el enemigo al que me enfrento y luego voy a por el siguiente.

No tendré miedo ni aunque se presente en el campo de batalla el mismísimo Marchután. Solo pararé cuando el último enemigo yazca en el suelo. Eso, [%username], eso sí que es libertad.

Adiós.