Me invade la felicidad cuando me encuentro a algún pariente en la bendita Sánctum.

Oh, yo llamo "parientes" a los Daevas. Es una de mis costumbres.

Espero no haberos ofendido.

Para es mí es más fácil ponerme en el lugar de la gente cuando los considero como hermanos o hermanas. Hace que el recitar poemas sea más personal... e íntimo.

¿Os gustaría recitarme un poema? Adiós.

Lo siento, pero no puedo sacarme un poema de la manga para vos así, sin más. Soy artista, no cocinero.

Alguna gente, como Miquero, balbucea cada cinco minutos una poesía rebosante de expresiones amaneradas y de frases bonitas, pero yo me tomo mi trabajo en serio.

Los poemas tienen que salir del corazón; si no, pierden su sentido. Necesito soledad y paz para recibir la visita de la musa. Prefiero escribir solo, por la noche, cuando la ciudad duerme.

¿Estáis seguro de que no es una crisis de inspiración?