Hoy también habéis venido.

Como ya sabéis... si valoro mi vida no puedo dejar que caiga este balón.

Si necesitáis algo, tomadlo directamente de mi bolso.

Ahora mismo estoy muy ocupado porque tengo que lanzar la pelota.

Elas ha descubierto que he ocultado el juego de cartas y me ha castigado.

Es duro, pero no puedo contener la risa. Al fin y al cabo soy... ¡Carodin!

(Termináis la conversación).