Antaño, el Abismo era un lugar maldito habitado solo por monstruos y espíritus. Hoy en día lo utilizamos para extraer valiosas materias primas y como escenario de nuestra guerra contra asmodianos y Balaúres.
Este estudio ofrece una breve introducción al Abismo y está dirigido principalmente a los Daevas recién ascendidos que han de familiarizarse con la extrañeza de esta tierra devastada.
Aunque las primeras Puertas del Abismo en Elísea se descubrieron en Vérteron, como es sabido, un año antes ya había informes de desapariciones y luces extrañas en el cielo.
Durante algún tiempo, en la periferia de Elísea se abrieron y cerraron arbitrariamente Puertas del Abismo. Además, los fragmentos de la Torre de la Eternidad iban en aumento y también se convertían a veces en puertas. Este fenómeno se estabilizó por completo cuando comenzaron a aparecer puertas permanentes y más grandes.
Todos conocemos la trágica historia de la primera expedición de la legión de la Tormenta en el Abismo, así que no la repetiré aquí. Los testimonios de los supervivientes en Sánctum no dejaban lugar a dudas de que el Abismo representaba una amenaza. Se estacionaron numerosas legiones en los alrededores de la puerta de Vérteron a la vez que se creaba una mayor unidad de expedición para explorar el nuevo reino.
Las primeras tropas expedicionarias tomaron las máximas precauciones porque sabían lo que le había ocurrido a Deltras. Cuando se cercioraron de que no había peligro en el Abismo que los fuertes y combativos Daevas no pudieran superar, se decidieron a erigir una fortaleza en el mismo: el Embarcadero de Téminon.
Gracias a esta primera base pudieron emprenderse arriesgadas expediciones al Abismo que penetraban en las profundidades de estos páramos hostiles. Apariciones extrañas recorrían el cielo, como auroras etéreas, soles en miniatura y tiras zigzagueantes de éter puro.
A pesar de que las expediciones acababan a veces en pequeñas refriegas con los enemigos asmodianos, raramente suponían algo más que un leve enfrentamiento. Los Balaúres habían mantenido aquella posición durante casi tres siglos, por lo que eran la amenaza más peligrosa.
No se pudo impedir la entrada a los Sugos y con ellos llegó la tentación del dinero fácil. Los prospectores sugos descubrieron islas enteras hechas de nuevos metales valiosos, además de una abundancia de otros materiales valiosos. Esto alentó a Sánctum a enviar más legiones a la búsqueda de materias primas que financiarían la constante campaña militar contra los Balaúres.
Fue en este momento cuando estalló el conflicto directo entre elios y asmodianos en el Abismo. La primera batalla seria entre ambos bandos tuvo lugar en una isla atravesada por filones de oro. El comienzo de la Guerra del Abismo se data generalmente en la masacre de la legión de la Tormenta, pero en realidad empezó con la batalla de la Isla de Oro.
Está claro que el ataque de los Balaúres agravó la Guerra del Abismo. Los asmodianos ya eran enemigos lo suficientemente terribles, pero las fuerzas Balaúres, muy superiores en número, sembraron un miedo y un pánico inconcebibles.
Los elios y los asmodianos aprendieron a temer a los acorazados de la Dragagión, que parecían inconquistables y podían acabar con legiones enteras. Los tres bandos protagonizaban una guerra que alcanzó una brutal situación de igualdad de fuerzas.
Vaicel, el soberano empiriano de la libertad, viajó de incógnito al Abismo para acabar con aquello. En una isla apartada, encontró a una mujer que afirmaba ser protectora de artefactos y que Aion la había llamado convertirse en oráculo. Esta lo advirtió de que el éter se filtraba al Abismo a través de la Torre de la Eternidad, exprimiendo la energía vital de Atreia.
Estas noticias desconcertaron a los soberanos empirianos, que decidieron no revelarlas para que no cundiera el pánico entre la población de Elísea. Sin embargo, los espías asmodianos se enteraron poco después, por lo que Lady Ariel se vio obligada a tomar una postura. La Guerra del Abismo entró en una nueva fase: ya no se trataba de ideales irreconciliables, sino que la vida de toda Atreia estaba en juego.
Hoy en día, muchos Daevas jóvenes persiguen la gloria en el Abismo, ya sea luchando contra los Balaúres o contra los asmodianos. Sin embargo, tenemos que considerar otros peligros.
En un lugar tan alejado de cualquier obelisco amenaza la posibilidad de la extinción: una muerte definitiva incluso para los Daevas. Algunas almas miserables no son exterminadas por completo: las corrientes etéreas del Abismo se las apropian y se ven condenadas a vivir eternamente como espíritus. Los Daevas precavidos se mueven en legiones a través del Abismo y llevan quiscs para su seguridad.
Los Balaúres no solo son el mayor peligro del Abismo, sino también el mayor misterio. Ellos tampoco pertenecen al lugar y vienen de otro mundo, como los elios y los asmodianos. Sin embargo, hasta ahora nadie ha visto la puerta a ese mundo. Tal vez haya muy pocas, o tal vez los Balaúres puedan crearlas a su antojo y se preparan para una ofensiva a gran escala.
Si os dirigís al Abismo, quizá podáis encontrar respuestas a estos misterios.