Yo, centurión del ejército de Tiamat, dejo constancia de lo siguiente
en nombre de la verdad que algún día saldrá a la luz
y con la responsabilidad de alguien que conoce la historia completa.
Los Daevas creen que han conseguido la victoria en la batalla por sus propias fuerzas.
Sin Tiamat, perdimos nuestro espíritu de lucha.
Sin embargo, en realidad deberíamos haber vencido.
Me acuerdo de aquel día.
Antes de que la batalla estuviese decidida, Tiamat buscaba a mi superior Maito.
Según Maito, Tiamat tenía la intención de pedir ayuda al primer soberano balaúr.
Y parece ser que se le confió a él mismo la misión de comunicar la petición de ayuda directamente a Fregion.
Es decir, que fue elegido como mensajero.
Todos se alegraron.
Si se aceptaba la petición de ayuda, el ejército de Tiamat vencería.
Pensaban que solo era cuestión de esperar un poco.
Hace poco Maito partió con una carta de solicitud.
Transcurrieron días, pero no regresó ni al término de la guerra.
Se intentó todo, pero la búsqueda fue infructuosa.
Pensé que se trataba de un asunto importante y no se lo conté a nadie más, pero ahora lamento haber tomado aquella decisión.
El ejército debería haber sabido algo del mensajero y partir en su búsqueda.
Pero eso no ocurrió.
Al final, el ejército de Tiamat fue derrotado.
Estaba por los suelos.
¿Por qué habrá Maito... (La parte posterior está tan rota que no se puede leer más).