¡Por la prosperidad de Pandemónium!
Mágnair y yo fuimos compañeros de clase en el templo.
Procedíamos de familias similares y nos llevábamos bien. Nos hicimos muy amigos.
Mágnair era agradable, pero bastante tímido. Era muy miedoso y la formación le resultaba muy dura, así que yo solía ayudarle. Ahora me pregunto si no habría sido mejor dejarlo...
Mágnair se apoyaba demasiado en mí.
Cuando me alisté en la legión de las Jasias rojas, él también lo hizo. Le dije que no tenía por qué hacerse Arconte o alistarse en el ejército, ¡pero insistió en hacerlo!
Aunque se hizo Daeva, aún no ha encontrado su vocación. Se limita a ser como mi sombra.
No tendría que haber permitido que se apoyase tanto en mí. Cada día me arrepiento más.