Querido padre:

Vuestra carta me preocupa mucho.

Sin embargo, tengo buenas noticias.

¿Os acordáis del[f:"de la"] Daeva, que una vez os sirvió como mensajero[f:"mensajera"]?

Enseguida noté que ese[f:"esa"] Daeva poseía habilidades sorprendentes.

Además presentí que la carta contenía malas noticias.

Algo tan horrible que necesitaba a alguien fuerte a mi lado.

Así que leí vuestra carta a toda prisa en presencia del[f:"de la"] Daeva.

Vuestra noticia fue peor de lo que temía.

Por tanto rogué al[f:"a la"] Daeva que me hiciera un favor.

Sabía que él[f:"ella"] era bondadoso[f:"bondadosa"] y generoso[f:"generosa"] porque ya hizo una buena acción por nosotros.

No me equivocaba.

El[f:"La"] Daeva venció a todos los hombres aterradores que asaltaron la granja y os obligaron a robar el cristal sagrado.

Sabía que era una rara oportunidad encontrar un[f:"una"] Daeva fuerte y dispuesto[f:"dispuesta"] a ayudar.

Así que volví a pedirle ayuda.

Dejé que acabara con el líder de los Leparistas y recogiera nuestro certificado de registro de la propiedad para que dejen de molestar a nuestra familia.

El[f:"La"] Daeva me ayudó de buen grado.

Ahora, nadie más podrá robar nuestras propiedades familiares ni amenazaros.

Todos los villanos y sus líderes fueron vengados por un[f:"una"] Daeva bondadoso[f:"bondadosa"] y de gran corazón.

Me gustaría pediros que vinierais a verme y vivierais conmigo, pero sé que rehusaréis.

Por tanto, ni siquiera voy a preguntaros. Pero sí os quiero pedir un favor.

Los Daevas no son ni tan autoritarios ni tan terroríficos como pensáis.

Hay muchos Daevas generosos como el[f:"la"] que nos ha ayudado, que se preocupan por el bienestar de nosotros, los humanos.

Todos los habitantes del pueblo saben que no sois codicioso y que nunca robaríais un objeto sagrado, ¿no es así?

Por favor, id a buscar al Daeva con más rango del pueblo e informadle de lo que os ha sucedido.

Cuando era joven me enseñasteis que una mala conciencia enferma el alma.

Espero que todos vuestros pecados os sean perdonados y que encontréis paz en vuestra alma.

Pronto os escribiré de nuevo.

Vuestro hijo, Cuidro