¡Asfelumbra!

Seguro que habéis oído hablar de mi talento especial. Mi exquisito canto es un don divino que me confirieron los propios soberanos sedim.

Uno solo de mis cánticos de bendición pueden cambiar el destino de un Daeva. Seré prudente con este don, no sería muy sabio desperdiciarlo con el primero que aparezca.

En realidad, no me gusta hablar sobre ello. Por favor, no volváis a preguntarme.

Lo intentaré.