Me llamo Valdmar. No reparo en esfuerzos para ofrecer las mejores mercancías.

Por eso hoy tampoco tengo ninguna recomendación especial para vos. Echad un vistazo tranquilamente.

Quizá haya algo que os haga falta.

La gente puede llamarme arrogante, pero los comerciantes tienen que tener un mínimo de orgullo.

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Que la bendición de Marchután esté con vos.

(Termináis la conversación).