¡Muy buenas! Precioso día para pescar, ¿no os parece?

¿Veis esta caña? Me la ha hecho Namo: es increíblemente bueno trabajando la madera.

Casi hasta me da pena utilizarla para pescar, porque es una obra de arte.

¿Pasáis todo el tiempo pescando? Bonita caña.

No, no todo, pero es mi pasión.

Ayer capturé un pez maravilloso, con aletas finas y escamas que brillaban como el sol.

Me quedé mirándolo fascinada y al final lo devolví al lago. Me sentiría muy culpable si matase un ser así.

¿Y para qué pescáis entonces? Tengo que irme.

Por dos motivos. Uno, que capturar un pez que colea y se retuerce es un sentimiento de triunfo. A veces pasan horas hasta que el pez se cansa lo suficiente como para poder atraparlo.

Por otro lado, me dedico a registrar las diferentes variedades de peces del lago. Por supuesto, la mayoría de peces que pesco ya los he visto, pero a veces descubro alguno nuevo.

Ben no lo entenderá nunca... Para él, pescar solo es trabajo.

¿Eso creéis? Tengo que irme, de verdad.

Compartimos la pasión por la pesca, pero tenemos puntos de vista totalmente opuestos respecto a lo que capturamos.

Por ejemplo, ese pez del que acabo de hablaros: cuando se lo conté a Ben, me llamó ingenua y no paró de reprenderme por el dinero que podría haber ganado si se lo hubiese vendido a los Daevas de Vérteron.

Disculpadme, os estoy aburriendo con mis historias.

Ni mucho menos, pero sintiéndolo en el alma, tengo que marcharme.

¡Uy, [%username], pero si ahora sois un[f:"una"] Daeva!

Habéis cambiado desde vuestra ascensión: irradiáis tanta vitalidad... Me recordáis a un pez que capturé una vez.

¡Contad con mi bendición allá donde vayáis!

Muchas gracias, Feira.