Espero que esté bien. No puedo pensar en otra cosa...
Cuando mi hijo ascendió, sentí un orgullo increíble. ¡Verlo como Daeva hacía latir con más fuerza mi corazón! ¡Ya no tenía que preocuparme de mi pequeñín, se había vuelto inmortal!
Pero luego lo enviaron al Abismo, ese lugar en el que incluso el alma de un Daeva puede acabar engullida... Me horroriza pensar que está ahí.
Me paso el día rezando para que vuelva de una pieza.