Estoy en el fin de los tiempos, así que sé lo que pasó.
Desde hace incontables generaciones, los miembros de mi familia, a pesar de no ser Daevas, tienen la habilidad de percibir leves fluctuaciones en la Corriente de Éter. Esto nos facilita una comprensión única de la esencia de Aion, del flujo entre el aire y la tierra.
No puedo describir la sensación porque no se oye ni se ve, es más como una conciencia, una impresión vaga y efímera. Oigo el gran peso de la vida en el caparazón prehistórico de las Tortugas estrelladas. Huelo la mitología oculta en los extremos de las ramas de los Elims. Saboreo el impulso de vida en el revoloteo de las alas de los Centelleadores.
Pero hoy lo he visto. Estaba en el fin de los tiempos y lo he visto. He visto el futuro y ahora tengo que marcharme.
Todo se oscurecerá. Hay pasos que me siguen y ojos que me observan desde las sombras. Lo que escribo, lo escribo para evitar que suceda.
¿Podrá el lector cambiar lo escrito? Yo no soy el autor de esta historia, sino su primer lector.
El arrepentimiento me consume y busco la protección en las sombras.
Libro de la profecía: primer momento
El final comienza incluso antes de que se seque la tinta de esta página.
Sobre nosotros aparece una franja de luz roja. La tierra se partirá en dos. La oscuridad se traga el tiempo y el espacio. Se enterrará la verdad.
Permanecen diez luces durante muchos años, pero el testamento no se pronuncia.
Libro de la profecía: segundo momento
Imperará la violencia sin medida.
El firmamento se alzará. Estallará la rueda del tiempo. Una vez partidas en dos, la luz y la sombra se enfrentarán.
La vida se sumirá en el caos.
Libro de la profecía: tercer momento.
De todos los años y entre todos los profetas habrá uno que despierte a los que duermen.
El sueño será profundo y frío. El decimotercero caminará por las dos Atreias.
El testamento susurra: "Pronto".
Libro de la profecía: último momento
Un despierto interpretará mis sueños. La verdad apartará su velo.
Se extinguirán diez luces y surgirá la verdadera luz.
Nada será como era y el éter, nuestro elixir de la vida, fluirá por su verdadero camino.