Prólogo
Antes o después, todo Daeva sueña con ser miembro de los templarios de la Sagrada Orden de Miraju. Reconocedlo, habéis pensado en ello. Tal vez no cuando estabais sobrio, pero al caer la luz, cuando la sidra ha corrido por doquier, seguro que os habéis imaginado que erais uno de los orgullosos y salvajes miembros de la poderosa Sagrada Orden.
Vuestra capa de Miraju ondea al viento. La empuñadura de vuestra espada brilla bajo el sol. Los niños os siguen con veneración... ¿O se trata tal vez solo de mis pensamientos? Lo dudo. He visto esa expresión en vuestros ojos. Esa expresión que negáis, incluso ante vos mismo.
Un buen día, mientras me tumbaba al sol frente a la Taberna de Dionisia, me di cuenta de ello. Tal vez solo necesitéis un pequeño empujón. Un empujoncito que os ponga en marcha hacia este sueño. Tal vez haya sido solo el desconocimiento sobre la senda de los templarios de la Sagrada Orden de Miraju lo que se ha interpuesto en vuestro camino... o el miedo a las tristemente célebres y difíciles pruebas de admisión. Si tan solo se trata de eso, ¡yo podría ayudaros! Podría... No: debería hacerlo. Compartiré con vos mi conocimiento, os ayudaría a cumplir mis... estooo... vuestros sueños.
Así pues, dejé un poco de espacio libre entre los vasos vacíos, pedí una ronda de Fondesierto, desplegué las alas y empecé.
Licasas
Después de pensarlo un poco, he divido este tema en bocados más digeribles. Id trabajando todos los puntos de la lista y antes de que os deis cuenta, estaréis llevando la insignia de los templarios de la Sagrada Orden.
1.º Las enseñanzas de un sabio
2.º El reconocimiento del preceptor
3.º Obtención de información
4.º Habilidades de combate
5.º Habilidades de artesanía
6.º Suerte y constancia
7.º Lealtad y unidad
1.º Las enseñanzas de un sabio
Para alcanzar el éxito como templario de la Sagrada Orden, es necesario que vuestro cuerpo, mente y alma estén en armonía. Preparaos para las tareas que deberéis afrontar visitando a los sabios. Escuchad sus historias y reflexionad detenidamente sobre sus palabras. Interiorizad sus enseñanzas. Entended el motivo de la existencia de los Daevas y asumidlo.
Yo visitaría primero a Fermina, la Daeva del canto. Ella jamás lo admitiría, pero probablemente sea la Daeva más sabia que conozcáis nunca. Oh, y llevad una Lámpara divina si vais a verla. Colecciona esos malditos cacharros. ¡Buf, deberíais ver su casa! ¡Vaya nido de Eslingos! ¡Está llena de lámparas!
2.º El reconocimiento del preceptor
Ahora que estáis mentalmente preparado, es hora de ir a por el siguiente paso... ganarse el reconocimiento de un preceptor. Calmad primero vuestros nervios y hablad con vuestro preceptor sobre una carta de recomendación. No es tan terrible, pero no habléis con él un martes... Los martes siempre está de mal humor.
Además, también precisáis cartas de recomendación de Boreas, Jumentis, Hécate y Trasímedes.
Cuando hayáis impresionado a todos los preceptores y os hayáis ganado vuestras cartas de recomendación, llevad estas junto con una Piedra del juramento al sumo sacerdote Jucleas en el Liceo. Él puede llevar a cabo el ritual de iniciación de la Sagrada Orden.
3.º Obtención de información
El siguiente paso fue incorporado a los requisitos de admisión de la orden hace unos 100 años por el propio Lavirintos. El comandante estaba firmemente convencido de que, además de dominar tácticas y habilidades de combate, todo aquel que quiera llevar el manto de Miraju debe ser un buen indagador. La filosofía que hay detrás de todo ello es que no sirve de nada poseer las habilidades para ganar un combate si no se es capaz de encontrar al enemigo. Debo reconocer que, de hecho, tiene sentido.
Un agente de Miraju debe ser capaz de localizar gente, documentos u otros objetos de valor de las más diversas regiones de Elísea contando tan solo con sus habilidades y una vaga lista de lugares. Muchos Daevas han abandonado su pretensión de unirse a los templarios de Miraju al llegar a este punto, después de pasar meses interminables vagando por el reino. Creo que precisamente ese es el motivo por el que al viejo y astuto Lavirintos le gusta tanto esta prueba. Viejo taimado... Da igual, lo último que he oído es que a los aspirantes se les pide encontrar a ocho templarios de la Sagrada Orden. A ver si puedo recordar todos los nombres... Nianalo, Navid, Pavel, Pendata... no... Pendaón, Poevio, Belicanón... Mahelnu... y Pater.
Cuando hayáis conseguido completar de verdad esta tarea, llevad una Piedra del juramento al Liceo, al sumo sacerdote Jucleas, para pasar a la siguiente fase del ritual de iniciación.
4.º Habilidades de combate
El cuarto obstáculo que debéis superar para alcanzar vuestra meta es poner a prueba vuestras habilidades de combate. Los templarios de la Sagrada Orden de Miraju son los guerreros más audaces entre todos los elios. De hecho, corre el rumor de que todos llevan un tatuaje de Cáisinel en el... no importa.
Para demostrar vuestra valía en combate, debéis ganaros la Piedra de la gloria. No... de verdad... Podéis lograrlo. Tan solo tenéis que obtener más de 30 Medallas de Sánctum.
Vale, no es que sea coser y cantar, pero no estaríais recorriendo esta senda si no fueseis realmente hábil. Bueno, la forma más rápida que he encontrado para reunir las condecoraciones es realizar misiones en solitario y en grupo en Teobomos. ¡Id a por ellas!
5.º Habilidades de artesanía
La artesanía... Parece un requisito un poco raro para una unidad militar de élite, pero nunca se sabe cuándo ese tipo de habilidades supondrán la diferencia entre una comida caliente y las raciones mohosas guardadas al fondo de la mochila.
Aplicaos con dedicación a estas tareas. Vais a tener que pasar mucho tiempo aprendiendo estas destrezas, así que más vale que lo disfrutéis. Cuando seáis lo bastante hábil, aprenderéis a crear un Corazón abrasador de la magia. Ese es el objetivo. Cuando hayáis fabricado un corazón así, presentádselo al maestro artesano Anusis.
Si el corazón supera su examen, Anusis os entregará una insignia de la Sagrada Orden de Miraju, imbuida con el poder del Corazón de la magia. Suena emocionante, ¿no es cierto?
Una vez tengáis la insignia, llevádsela junto con una Piedra del juramento resplandeciente al sumo sacerdote Jucleas, en el Liceo, para comenzar la siguiente fase de la iniciación.
Oh, he olvidado mencionar que debéis dominar al menos una habilidad de artesanía a nivel de maestro antes de realizar la prueba de las habilidades de combate. Nunca he podido entender bien el porqué... pero parece como si Lavirintos estuviese obsesionado con todo ese tema de la versatilidad y de ser maestro en algo.
6.º Suerte y constancia
Os lo digo sin ambages: esta prueba puede ser una minucia o convertirse en una auténtica pesadilla...
Para completar este examen, debéis obtener 20 Lágrimas de la suerte. Seguro que ya habéis oído hablar de ellas. Por si no, se dice que son fragmentos de la Torre de Aion. Son difíciles de conseguir: pequeñas, pero traicioneras. Cuando las tocáis, se disuelven. Debéis buscar a Sabotes y llevar con vos una herramienta de recolección apropiada antes de ir a buscarlas.
Por si necesitáis pistas sobre dónde empezar a obtenerlas, he oído que se encuentran por casi toda Elísea, excepto en Porta y Vérteron. Algún día acudiré a Vatonia y le preguntaré qué es lo que son realmente esas lágrimas; seguro que ella lo sabe.
Cuando tengáis las lágrimas, llevádselas junto con una Piedra del juramento al sumo sacerdote Jucleas en el Liceo para... lo habéis adivinado: otro ritual. Nada de lo que preocuparse. Seguro que ya os habréis dado cuenta de que, aunque los templarios de Miraju puedan parecer muy formales, sí que saben como montar una fiesta.
7.º Lealtad y unidad
El último obstáculo que debéis salvar antes de entrar en la Sagrada Orden de Miraju es demostrar que sois leal a Sánctum y que sois capaz de integraros en un equipo. Eso solo se consigue trabando amistad con otros que también se estén preparando para la prueba. Solo podréis aprobar el último examen trabajando en equipo.
La tarea se divide en tres fases. Primero debéis ir con vuestros amigos a cazar Calidones en Teobomos. Debéis reunir 600 Ornamentos de crin de calidón.
Cuando hayáis acabado con los Calidones, debéis ir al Ojo de Resanta y luchar contra los Grandes protectores. Luego, por último, debéis enfrentaros al capitán de la Dragagión... y vencerlo.
Cuando hayáis superado las tres pruebas, llevad una Piedra del juramento divina al sumo sacerdote Jucleas en el Liceo para el auténtico ritual divino del año. Y cuando la fiesta se traslade a la Taberna de Dionisia, buscadme allí... Os invitaré a una... o a dos...