Tal vez podría utilizarlo como abrecartas. Pero nadie me envía cartas...
También podría colgarlo en la pared para que todo el mundo lo pueda ver. Pero entonces, como es obvio, no lo podré llevar.
¿Por qué se me habrá ocurrido comprar esta tontería?
Necesitaba una espada nueva. Así que fui a la tienda de armas de la Ciudadela de Vérteron y vi este hermoso puñal con todas esas gemas preciosas.
Además, Ivis me dijo que no me lo llevara, pero insistí porque me quedaba muy bien... ¡Así que lo compré, pese a todo y me gasté el sueldo de todo un mes en él!
¿El problema? No puedo cortar nada con eso porque es demasiado corto y demasiado fino.
Si Ivis está de acuerdo, se lo devolvería de buen gusto. Pero si voy yo en persona, todos se enterarán de que me he equivocado.
¿Se lo podríais llevar a Ivis de mi parte?
¡Sois muy amable, [%username]!
Probablemente [%dic:STR_DIC_LA75] esté en su pequeña tienda en la Ciudadela de Vérteron.
Llevádselo de mi parte y decidle que lo siento de veras, ¿de acuerdo?
¿No queréis ayudarme a salir del apuro?
Puede que tengáis razón. Tendré que hacerlo yo mismo.
En serio, [%username], la guerra y la moda no deberían ir en el mismo saco.
El objetivo de un arma es alcanzar al oponente hasta que caiga al suelo ensangrentado.
Si uno se pasea por ahí con estas armas fanfarronas, al final le sale caro.
Le dije que no lo necesitaba, pero no me quiso hacer caso. Le devolveré su dinero y podrá comprarse una espada más conveniente.
Estas armas tan molestas son para nobles presumidos, pero no para un chico rudo de campo, como Beris.
Llevarle el Puñal esmeralda a [%dic:STR_DIC_LA75]
Beris ha comprado un puñal extravagante, pero ahora quiere devolverlo. Llevadle el puñal cubierto de esmeraldas a Ivis de su parte.
Beris se había comprado un puñal extravagante, pero se arrepintió de su compra y quiso devolver el arma.
Le daba vergüenza ir él mismo, de modo que os pidió que devolvieseis el arma a Ivis en su nombre.