Siempre he respetado a los Daevas.

Aquí, en el Abismo, aún más.

¿Quién lucharía por el honor de los elios en un lugar tan peligroso como el Abismo si no fueran los Daevas?

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¡Arieluma!

¡Por la gloria de los elios!

(Termináis la conversación).