Que la mano protectora de Marchután os guarde del mal.

Es una lástima que la juventud de hoy en día no sepa apreciar el valor de las palabras. Tienen una vida breve y brutal y utilizan frases igual de breves y brutales, sin ningún significado real. ¡Y qué decir de la ortografía! Una vida dura no es excusa para cometer errores ortográficos de tal gravedad.

Estoy tentado de desistir de mi novela de aventuras: una novela histórica que transcurre en Ínguison y en Gelcmaros antes de la Gran Catástrofe. Con un héroe reiano, un argumento tortuoso... personajes interesantes...

¿Pero para qué molestarme en escribir todas esas palabras si nadie la va a leer? Quienes se han atrevido a salir a combatir contra nuestros insolados enemigos dicen que los elios son distintos. A pesar de todas sus repugnantes cualidades, parece ser que tienen unas bibliotecas extraordinarias, llenas de...

Disculpad, pero debo seguir.