¿Estos Puñales de hueso? Los he tallado como... bueno, como regalo para alguien.
Hay una Ecologista llamada Lamia que estudia el Campo de Batalla Crepuscular.
Siempre está cazando una u otra criatura peligrosa. Pensé que un buen puñal le sería útil.
Bueno, eh.. sí. El puñal ha quedado magnífico, pero no puedo llevárselo. Si me viera así, se desmayaría del susto.
[%username], ¿se lo llevaríais a [%dic:STR_DIC_N_Lamia] de mi parte?
¡Qué alivio! Decidle a [%dic:STR_DIC_N_Lamia] que lo he hecho para ella. Mmm, ¿no será una mala idea?
Bueno, algún día volveré a ser yo mismo. Con eso en mente, mejor se lo cuento yo, ¿no?
¡Es suficiente! Llevádselo a Lamia y decidle que lo he tallado para ella.
¿Os avergüenza ser mi mensajero[f:"mensajera"]? No os pido tanto, ¿no?
Me encantaría ser mi antiguo yo. Entonces me sobraba confianza en mí mismo.
No puedo presentarme ante ella mientras siga siendo más feo que un asmodiano.
Cuando vi el Abismo por primera vez, me emocioné mucho. ¡Tantas cosas que estudiar, tanto que investigar!
Entretanto, me he dado cuenta de que siempre hay algo más que ver, da igual lo que me esfuerce.
De todas formas, tengo una vida de Daeva por delante para ocuparme de ello. ¿Por qué tener prisa? Avanza metódicamente, me digo a mí misma.
¿Decís que Ládaco ha tallado esto para mí?
Estoy muy sorprendida. Nunca habría visto el alma de un artista en alguien tan sanguinario y jamás hubiera creído que podría albergar sentimientos hacia mí.
¿Debería aceptar este puñal? Bueno, dudo que haga daño a nadie. Supongo que estaría bien tener un admirador... o dos.
Llevarle a [%dic:STR_DIC_N_Lamia] un Puñal de hueso
Ládaco le ha tallado a Lamia un magnífico Puñal de hueso, pero se avergüenza de presentarse ante ella como espectro. Llevádselo vos en su lugar. Lamia está en el Campo de Batalla Crepuscular.
Ládaco talló un bonito puñal con los huesos de un alma en pena para Lamia, pero no se atrevía a dárselo por su aspecto de espectro.
Por eso os dirigisteis al Campo de Batalla Crepuscular y le llevasteis el puñal en su nombre. A Lamia le sorprendió tanto aquella ternura que no sabía si aceptar el regalo. Al final decidió que a lo mejor sería agradable lo de tener un admirador.