(Os esforzáis siempre).

Quizá no debería decirlo tan abiertamente, pero no confío en Estelman.

Tiene un aspecto audaz y temerario, no como el maestro Fon.

La gente como él siempre echan a perder las cosas en el momento decisivo.

Por el mismo motivo, los subordinados de Estelman tampoco me gustan.

Es lamentable que tengan tan pocos conocimientos sobre la naturaleza humana...

(Termináis la conversación).