Dedico este libro a mi antepasado, el honorable Caiderian.
Antiguamente los humanos utilizaban los apellidos para señalar a qué familia pertenecían y cuáles eran sus relaciones de parentesco. En Asmodia, los apellidos han dejado de utilizarse y muchos piensan incluso que provocan tensiones, orgullo o incluso diferencias de clase. Los asmodianos saben que todos nacen iguales. ¿Para qué entonces los apellidos?
Muchos Daevas viven durante períodos considerablemente más largos que toda una vida humana. El parentesco es superficial. ¿Qué significa la familia cuando se es inmortal?
Quien ha visto regresar al éter a sus hijos, nietos y muchas veces incluso a sus bisnietos, ¿puede acaso reconocer a su propia sangre? Por esta razón, poco a poco ha desaparecido la costumbre de emplear apellidos.
Las familias del distrito de Vanajal constituyen una excepción a esta regla. Los Daevas de Vanajal están orgullosos de portar y anunciar sus apellidos.
La mayoría piensan que no se debe a la sangre, que ser el hijo de un Daeva no garantiza la ascensión. Sin embargo, las familias en el Distrito de Vanajal estiman mucho sus apellidos, puesto que todas sus generaciones ascienden.
Algunos eligieron sus nombres en base a una característica de su aspecto, al nombre del Daeva de mayor rango en la familia o al del fundador de la familia. Llevan su nombre con orgullo y se identifican con él.
Originalmente, el Distrito de Vanajal era un territorio habitado exclusivamente por Daevas.
El Daeva de la arquitectura, Mesiradeta, dio su nombre a este distrito, poblado por hermosísimas villas para Daevas que habían demostrado su valía en la guerra. Los descendientes de este honorable servidor de los soberanos empirianos continúan viviendo allí.
Durante los días de la catástrofe, mi familia, la familia Caiderian, luchó codo a codo con los soberanos empirianos. Somos una de las familias más apreciadas de Vanajal.
Caiderian, el fundador de mi familia, ascendió el día en que fueron creados los soberanos empirianos por voluntad de Aion.
Como arquero rápido y diestro, alcanzó la gloria al servicio de la bella pero fría soberana Triniel. Al igual que la soberana Triniel, acabó con muchos Balaúres mientras sobrevolaba el campo etéreo y sus agudas flechas siempre alcanzaban su objetivo.
Las imágenes que se conservan de aquellos tiempos siempre muestran a Caiderian a la derecha de la soberana Triniel, arco en mano.
Después de la catástrofe, Caiderian colaboró con la soberana Triniel en la reconstrucción de Pandemónium. Tras concluir la ciudad, se concedió a Caiderian y a su familia un villa en el Distrito de Vanajal como reconocimiento a sus actos. Pero en lugar de retirarse para llevar una vida tranquila, Caiderian se inscribió en la primera expedición al Abismo y abandonó Vanajal para dirigir una legión.
Por aquel entonces, el Abismo era un lugar letal pues no había obeliscos en él. La legión de Caiderian nunca regresaría de la oscuridad del Abismo.
Nuestra familia no derramó una sola lágrima cuando conocimos la noticia de la desaparición de Caiderian. En mucha mayor medida nos sentimos honrados porque había perdido su vida al servicio de Pandemónium. Esa es ahora nuestra tradición: la familia Caiderian no derrama lágrimas por los difuntos.
Tras la desaparición de Caiderian, sus descendientes adoptaron su nombre. Sirvieron a la soberana Triniel durante generaciones y fueron los fundadores del Templo de la Muerte.
Tiensue, nieta de Caiderian y mi bisabuela, luchó heroicamente en Elísea, pero también acabó con elios que se infiltraban en Asmodia. Muchos Guardas regresaron a la Corriente de Éter atravesados por su espada. Todos los legionarios que siguieron a Tiensue fueron contagiados por su pasión.
La soberana Triniel le concedió una insignia por sus servicios que se ha convertido en un tesoro familiar.
Muchos Daevas contribuyeron a la gloria de mi familia. Para enumerarlos a todos necesitaría varios tomos.
Todos los que nacen en la familia Caiderian juran servir a los soberanos empirianos y a Pandemónium. Reciben una educación y una formación estrictas y se les inculca un profundo sentido de la obligación, que también les permite alcanzar la gloria. Aquellos que no ascienden dedican su vida al servicio de Asmodia.
Todo aquel que nace en la familia de Caiderian desea convertirse en un Daeva como Caiderian y servir a la soberana Triniel.
Hay quien cree que los niños que nacen en el seno de familias de Vanajal son criados para la ascensión. De ninguna manera es así. Nacemos y vivimos para servir a Asmodia.
Nos enseñan a ser soldados ejemplares y recibimos una educación intensiva y estricta desde el momento en que aprendemos a caminar. Quien no tenga el deber de defender un honor familiar nunca comprenderá nuestros sacrificios.
Algunos nos juzgan por nuestra vestimenta lujosa y nuestras ostentosas villas. Pero en comparación con la sangre que derramamos en los campos de batalla, estas extravagancias son insignificantes.
Como descendiente de Caiderian, conozco la finalidad de mi destino: servir a Pandemónium y a la soberana Triniel.
Naturalmente, también sé que muchos humanos y Daevas sufren por frío, hambre y por la amenaza de los Sapiens. Eso es lo que nos impulsa a luchar por Asmodia.
Mis descendientes, al igual que yo, serán educados para ascender y servir a Asmodia. No llorarán la muerte de los familiares fallecidos. En lugar de ello, para ellos la muerte en la batalla será un honor, al igual que lo fue en tiempos de Caiderian, defensor de Asmodia.