Que la sombra de Asfel os ampare.
Desde mi ascensión no he vuelto a mi ciudad natal... y de eso hace ya décadas. Ni siquiera tengo la certeza de si me podrían reconocer.
No tenía familia, así que la ascensión fue una bendición para mí. Aun así... es extraño ver con mis propios ojos que aquellos a quienes conocía ahora son mayores.
Siendo Daeva, esperaba tener una vida emocionante, pero no es muy distinta de la vida como mortal.