¡Bienvenido[f:"Bienvenida"], Daeva!
El centurión Erasmo no deja de darle vueltas, pero yo ni siquiera pienso en el asunto.
Al fin y al cabo, solo tengo que seguir las órdenes de mi superior, ¿no es cierto?
El pensar se lo dejo a él. Ese no es mi trabajo.