¡Que la luz ilumine vuestro camino!
Sed tan amable de escuchar a una vieja Daeva.
Hace trescientos años que ascendí y me acerco ya a mi cuadringentésimo cumpleaños. Llevé una vida larga y plena como humana y como Daeva he hecho casi todo lo que quería.
Bollvig dio muerte a muchos de mis compañeros... pero estos no han vuelto a levantarse. He cambiado de opinión con respecto a la inmortalidad. Soy culpable de haber dado por sentada mi vida, pero ahora disfruto cada día como debería haberlo hecho cuando era humana: como si pudiera ser el último.