Si tenéis algo que decir, Daeva, ¡decidlo de una vez!

Si habéis venido aquí para que os ayude a combatir por el punto de vinculación de la legión, ¡ya podéis olvidarlo!

No sé cuántas veces más tendré que repetirlo, pero yo también estuve en una legión. Dimití por culpa de aquellos absurdos estirados que estaban al mando. ¡Siempre peleándose por saber quién era el mejor líder, quién era el más apuesto y quién tenía las alas más grandes!

¡Ni centuriones ni tribunos me vuelven a dar órdenes a mí! Esto es algo que solo concierne a los Dramatas y a mí. Un día de estos encontraré a uno y lo machacaré. Y restallará como una sinfonía entre esos cobardes y arrogantes legionarios.

De acuerdo, pero ahora ¿cómo os sentís verdaderamente?