Querido Araison:
No me gustaría veros triste, pero he de escribiros esta carta porque creo que ahora os dolerá menos de lo que os dolería más adelante.
Soy plenamente consciente de vuestros sentimientos.
Sé cuánto me echáis de menos y cuánto os habéis esforzado por intercambiar miradas conmigo o tocarme.
No es que crea que no sois lo suficientemente bueno para mí.
Cuando os escuché cantar con vuestra encantadora voz, estaba tan conmovida y me sentía tan halagada como todas las demás pretendientes.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con el modo en que expresáis vuestro amor.
Para impresionar a una verdadera mujer y no a una jovencita, hace falta algo más que lisonjas y sonrisitas.
Perseguirla obstinadamente solo sirve para que una mujer pierda el interés por el pretendiente.
Para una mujer con los pies en la tierra, el atractivo rostro de un hombre así solo es una cara grasienta y su maravillosa voz suena ronca.
Todas las flores quieren que las visite una mariposa, no un moscardón.
Con ello no quiero decir que seáis un moscardón, pero para una mujer que está harta de que la cortejen continuamente, podríais convertiros en uno.
Ya no podéis hacer nada. Mis sentimientos se han enfriado.
Además, soy una humana de edad avanzada, mientras que vos sois Daeva.
Necesito un hombre que me ame solo a mí y junto al que pueda envejecer, no uno al que las mujeres idolatran, como a vos ahora.
Como ser humano, tarde o temprano regresaré a la Corriente de Éter. Sin embargo, vos, como Daeva, viviréis para siempre. ¿Podríais soportar la tristeza y la soledad cuando yo muera?
No me gustaría que pasarais el resto de vuestra vida eterna intentando olvidarme.
No puedo corresponder a vuestro amor, no solo en consideración a mí, sino también en consideración a vos.
Dejad por tanto de luchar por mi amor.
No estamos hechos el uno para el otro. Es así. Espero que vuestra preocupación no os haga culparos por ello.
Además, os deseo que encontréis pronto un nuevo amor que sane vuestro corazón roto.
No dudo que pronto encontraréis una mujer mucho mejor que yo.
Adiós.
Tristemente, Eli